Ángela tiene 28 años y una relación de pareja en la que está prácticamente prohibido quejarse o expresar el malestar, al menos cuando lo hace ella. “Tengo ansiedad y a veces me siento triste, y cuando estoy con él y me vienen esos momentos de querer llorar o de preocuparme, él nunca me apoya”, comparte con Yasss.
“Me llama exagerada, me dice que no es para tanto, que estoy forzando el drama, o que quiero llamar la atención para que él se preocupe y lo pase mal”, añade la joven. “A mí eso me duele mucho porque yo no quiero estar así y no quiero que él esté mal por mí, no puedo controlar estar triste o tener ansiedad. No entiendo por qué no me entiende y no sé si es normal que mi novio reaccione así al verme echa polvo”.
La reacción de su pareja tiene nombre y apellido, invalidación emocional. Pero, ¿en qué consiste, por qué una persona que te quiere reacciona así y cómo ponerle fin?
La invalidación emocional tiene lugar cuando una persona comparte sus emociones, preocupaciones o experiencias, y otra no las acepta. Es decir, las intenta anular y al quitarle valor, provoca mucho sufrimiento.
Esto tiene lugar sobre todo ante emociones negativas como la tristeza, la ansiedad o el enfado, pero también puede ocurrir ante emociones o experiencias positivas.
Cinco señales de que tu pareja está invalidando tus emociones son:
Algunas personas son criadas en entornos muy invalidantes en los que cualquier emoción intensa es castigada explícita o sutilmente. Esta dinámica se aprende y se puede repetir en relaciones de pareja o con los hijos. Por eso es importante cortar el círculo vicioso en cuanto detectamos que estamos invalidando las emociones de un ser querido.
Sin embargo, que tu pareja haya crecido en un entorno difícil no justifica que tire por tierra todas tus preocupaciones o que te castigue cuando expresas tus emociones.
En algunos casos, la invalidación emocional se convierte en una estrategia de abuso psicológico y manipulación: tu pareja te hace pensar que tus emociones no tienen importancia a no ser que él te diga lo contrario. En otras palabras, acaba controlándote porque controla cómo tú te debes sentir.
Las secuelas de esta invalidación emocional son muy negativas. Puede deteriorar tu autoestima, provocar problemas psicológicos serios como depresión o ansiedad generalizada, y afectar a tu capacidad para confiar en la gente y expresar tus emociones.
Si tu pareja es incapaz de empatizar con tu sufrimiento, no lo ocultes. La única forma de poner fin a la invalidación emocional es expresando tu malestar y pidiendo a tu pareja que aprenda a validar tus emociones.
Es normal sentirnos frustrados cuando vemos a nuestra pareja mal y no entendemos el motivo, pero tirando por tierra los sentimientos del otro, jamás va a mejorar. Necesitamos empatizar, atenderle, escucharle, permitirle estar mal y ofrecer nuestra compañía en vez de consejos vacíos o frases dañinas.
Si tu pareja no está dispuesta a esforzarse para cambiar, entonces lo mejor es poner distancia para evitar esas secuelas de las que hablábamos antes. Una relación en la que te sientes culpable por expresar tus emociones acabará hundiendo tu salud mental. El amor sano no duele ni destruye.