La anorexia nerviosa y la bulimia nerviosa son los trastornos de la conducta alimentaria (TCA) más conocidos, pero también existen otros, como el trastorno por atracón, la ortorexia (obsesión por la comida sana) y la vigorexia (obsesión por el ejercicio físico). Todos ellos tienen en común la obsesión con el peso, la imagen y la dieta. Los expertos así lo confirman.
Los datos son aterradores porque 400.000 personas lo sufren en España. Y hay más. La mitad de ellos tienen entre 12 y 14 años. Así que estamos ante una nueva pandemia que afecta a los menores, inmersos en una cultura del consumo , de internet y de la imagen idealizada de influencers y modelos sociales perfectos que no son tales. La radiografía no deja dudas. El 21% de las afectadas son mujeres universitarias, y el 15% varones universitarios.
Según la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia, el 70 por ciento de los y las adolescentes no se siente a gusto con su cuerpo. Por su parte, seis de cada 10 chicas creen que serían más felices si estuvieran más delgadas y el 30 por ciento de ellas revela conductas patológicas.
En este sentido, los expertos de la Unidad de TCA sitúan a los TCA entre las tres enfermedades crónicas más frecuentes entre adolescentes. "Aunque debido a los constructos sociales y el rol de la mujer los TCA se dan más en chicas adolescentes que en chicos, no hay que dejar de lado la alerta en varones, ya que está aumentando la incidencia. Una mayor preocupación por las dietas basadas en proteínas, una práctica excesiva de ejercicio físico o la preocupación por la musculación, son los signos de alerta más comunes", ha comentado la psicóloga de la clínica, Estrella González.
Los trastornos de conducta alimentaria en España se han duplicado entre los adolescentes después del confinamiento, según indica un estudio del Instituto Universitario de Investigación de Atención Primara Jordi Gol, realizado a más de un millón de personas. Sobre todo, cabe alertar, la edad temprana del inicio del problema, ya que las cifras indican que el incremento fue especialmente destacado en niñas/adolescentes entre de 10 a 19 años.
"Es clave intentar frenar este auge de casos en menores y sobre todo, la edad en la que se está comenzando a sufrir el trastorno. Es importante hacer hincapié en la prevención y la psicoeducación sobre los factores de riesgo a nivel familiar y escolar. En consulta se ha observado un aumento de casos entre los adolescentes desde la pandemia. Sabemos que la edad y los años de evolución son factores que determinan la resistencia al tratamiento y la posibilidad de cronificación por lo que el diagnostico precoz es clave para la recuperación", ha detallado la experta.
Son varios los factores que pueden causar un trastorno alimentario. Los expertos en este área de La Clínica López Ibor indican que este tipo de trastornos no aparecen por una sola causa en concreto. "Los TCA son un grupo de psicopatologías multicausales y complejas y son varios los factores implicados en su etiología como factores biológicos, genéticos o ambientales combinados con un evento disparador. Por tanto, deben ser abordadas desde un enfoque multidisciplinar", han explicado.
Dado que en ocasiones, son pacientes con poca consciencia de enfermedad que pueden negar padecer un trastorno, podemos tener en cuenta algunas señales de alerta como saltarse comidas, la prohibición de determinados alimentos, esconder comida, cocinar grandes cantidades para otros pero comer poco o nada uno mismo, sentirse incómodo o negarse a comer en lugares públicos, quejarse de tener sobrepeso a pesar de tener un peso normal, pesarse repetidamente o mirarse al espejo.
"Además, las redes sociales y la fácil exposición a la crítica y a los estereotipos de belleza impuestos por la sociedad. Y también, la normalización y exceso de información relacionado con la importancia del peso, de las dietas o de la insatisfacción física, hacen que pasemos de largo las señales de alarma en el inicio del problema", han señalado desde la Clínica.
Por todo ello, los expertos han aconsejado acudir a un especialista en salud mental para pedir ayuda y, en relación con el tratamiento, tener en primer lugar una valoración con el paciente que acude solicitando ayuda para indicar qué tipo de tratamiento necesita (ambulatorio, tratamiento de hospital de día o el tratamiento de régimen de hospitalización 24 horas).
"Además de esto, se debe tener en cuenta la asistencia a las familias, que se va dando en función de la necesidad de cada caso, pero siempre se tiene que tener en cuenta y trabajar en conjunto", han zanjado los expertos del área de TCA de la Clínica López Ibor.
La Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN) ha avisado, con motivo del Día Internacional de la lucha contra los Trastornos de Conducta Alimentaria (TCA), de que el 25 por cientos de los trastornos de conducta alimentaria se cronifica.
Por ello, desde la organización se ha asegurado que un diagnóstico precoz es uno de los factores más importantes en el momento de determinar el pronóstico, así como la probabilidad de curación. "Un TCA de larga duración, superior a 8 o 10 años, tiene un índice de curación muy bajo y una alta probabilidad de convertirse en crónico", ha dicho el coordinador del Área de Nutrición de la SEEN, Francisco Botella.
Los TCA son una enfermedad mental caracterizada por una alteración en la forma en que una persona percibe su propio peso o su constitución física, con una influencia impropia del peso y de la constitución corporal en su autoevaluación, así como una ausencia persistente de reconocimiento de la gravedad del peso corporal bajo o de su pérdida. Los distintos tipos de TCA se clasifican en anorexia nerviosa, bulimia nerviosa, trastorno por atracones, junto con otros trastornos alimentarios o de la ingestión de los alimentos, que normalmente se corresponden con formas incompletas o mixtas de alguno de los anteriores.
Asimismo, los TCA representan la patología psiquiátrica con el índice de mortalidad más alto siendo hasta 8 veces superior al de las personas sanas del mismo grupo de edad. La psicopatología y la desnutrición imposibilitan, en muchas ocasiones, las relaciones sociales, y tienen también consecuencias a nivel académico y profesional.
"El fracaso académico y el aislamiento social son, por desgracia, muy frecuentes. Los tratamientos para el manejo de los TCA son prolongados, ya que suelen superar los dos años y se estima un alto porcentaje de recaídas, aunque alrededor de un 70-80% de los pacientes supera la enfermedad. Aproximadamente un 20-25% de los casos se cronifica, sobre todo, aquellos de larga evolución con difícil accesibilidad a un equipo terapéutico o con un entorno familiar y social desestructurado", ha destacado el endocrinólogo.
Los efectos que los TCA causan en el organismo, junto con la repercusión psicológica y la posible comorbilidad psiquiátrica asociada (depresión, delirio, intento autolítico) son múltiples y, en ocasiones, determinan la gravedad y la probabilidad de supervivencia del paciente. Algunas de las consecuencias para el cuerpo son la desnutrición extrema, el déficit de nutrientes específicos (hierro, vitamina D, tiamina, zinc), las alteraciones hidroelectrolíticas provocadas por las maniobras purgativas (vómitos autoinducidos, abuso de laxantes y/o diuréticos) como la deshidratación, la sobrecarga hídrica, la hiper/hiponatemia, la hipopotasemia y las alteraciones hormonales como amenorrea, hipogonadismo, hiperprolactinemia, la detención del crecimiento y el desarrollo de osteoporosis/osteomalacia.
El endocrinólogo desempeña un papel vital en el abordaje de esta patología, junto a los profesionales de salud mental (psiquiatra/psicólogo), dietista-nutricionista, enfermera especializada y terapeuta ocupacional dentro del equipo multidisciplinar de cualquier Unidad de TCA.
"Un equipo multidisciplinar, que trabaja en una unidad específica, obtiene mejores resultados que cualquier profesional de manera aislada. Todas las guías nacionales e internacionales abogan en este sentido", ha subrayado el doctor Botella, quien agrega que "los servicios de Endocrinología y Nutrición se encargan de corregir la desnutrición mediante la terapia médica nutricional, suplementar las deficiencias nutricionales específicas, estudiar y tratar la función gonadal y la salud mineral ósea, asistir las alteraciones hidroelectrolíticas y evitar el síndrome de realimentación".
La corrección de la desnutrición y el peso bajo son prioritarios ya que en muchas ocasiones no puede abordarse ningún tratamiento psicopatológico hasta que se supera la desnutrición. "La Terapia Médica Nutricional incluye el consejo dietético y la educación alimentaria de la paciente y su familia, así como el uso de nutrición artificial cuando sea necesario, siempre de forma consensuada con el resto del equipo y de forma progresiva, para evitar posibles complicaciones (síndrome de realimentación) en el proceso de renutrición", ha sostenido este especialista.
Más de 95 por ciento de las personas que sufren algún trastorno de conducta alimentario son mujeres y entre el 0,3 por ciento y el 3 por ciento de la población femenina padece algún TCA a lo largo de su vida. "Existe una mayor sensibilidad social hacia este problema por parte de los padres, educadores, entrenadores e incluso los propios compañeros del paciente. El perfil más común es una adolescente con baja autoestima y alto grado de autoexigencia y perfeccionismo", ha zanjado Botella.
El doctor ha enfatizado que la Unidad de TCA forma parte de la Cartera de Servicios de la especialidad en Endocrinología y Nutrición. "El 20 por ciento de los MIR de Endocrinología y Nutrición considera insuficiente su formación durante su residencia y, desde la SEEN, intentamos completar sus conocimientos de forma proactiva mediante Congresos y cursos que organizamos para nuestros socios. Una muestra del interés de los endocrinólogos en formarse en esta materia se evidencia en que el Webinar monográfico sobre TCA, celebrado este año, alcanzó el mayor número de inscripciones registradas en un evento formativo de la sociedad científica hasta el momento", ha zanjado.