¿Es verdad que el queso caduca?: cómo conservar cada tipo de queso
El queso evoluciona con el paso del tiempo y cambia su sabor y textura al cabo de los días, por lo que sí caduca
Los quesos se pueden dividir en cuatro categorías según su dureza: frescos, blandos, semiduros y duros
La vida de los quesos varía en función del tipo que se trate y de cómo haya sido conservado
El queso es un alimento que evoluciona con el paso del tiempo, es decir, que modifica su sabor y su textura al cabo de los días. Por lo general, se mantienen en perfecto estado durante mucho tiempo, especialmente los de mayor curación. Sin embargo, esto no quiere decir que el queso no se ponga malo. Porque los quesos sí caducan. Recientemente, Consumo ha retirado varios tipos de quesos frescos por venderse en locales no autorizados. El pasado septiembre, también eliminaron del mercado queso de cabra Président por contener cuerpos metálicos.
El queso tiene una fecha de caducidad o, mejor dicho, de consumo preferente, que no es lo mismo. No obstante, su vida varía en función del tipo de queso que se trate y de cómo haya sido conservado. No es lo mismo dejarlo guardado en el frigorífico que tenerlo sobre una encimera a temperatura ambiente. El pasado verano, el mejor Cabrales del mundo fue vendido por 17.000 euros.
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Tipos de queso y cómo conservarlos
Los quesos se pueden dividir en cuatro categorías según su dureza: frescos, blandos, semiduros y duros.
- Quesos frescos, entre los que se encuentran el queso de Burgos y el requesón. Son los que menos tiempo aguantan. Si no se consumen en unos pocos días es posible que comiencen a tornarse amarillentos, se oxiden e incluso les aparezca moho. En el caso de que esto suceda, no hay que comerlos. Se debe mantener siempre en la nevera y con su embalaje sellado hasta que vayamos a consumirlo.
- Quesos blandos, como la mozzarella, el brie, el feta o el camembert. Considerados cremosos, tienen mucha más humedad que los quesos duros. Aguantarán una o dos semanas como mucho antes de ponerse malos. Siempre se recomienda guardarlos en su envase cerrado hasta el momento de comerlos. Después, una vez abierto el paquete, lo mejor para conservarlo es devolver el queso a dicho envase y mantenerlo en el frigorífico. Cuando se trate de un queso con suero, como la mozzarella, se puede guardar en un recipiente con el mismo suero que tenía en su bolsa.
- Quesos semicurados, grupo en el que están el gouda y el gruyère. Este tipo de quesos aguantan en perfecto estado hasta tres semanas en la nevera, sin ningún problema. Lo mejor es meterlos en una bolsa de plástico, sin cerrarla, para que el aire circule y evitar que el queso se seque y se endurezca. Por cierto, no responden mal a la congelación, siempre y cuando no estén más de dos meses.
- Quesos curados. Aquí encontramos el parmesano, el emmental, el manchego o el cheddar. Al ser los que menos agua tienen, aguantan en la nevera mucho tiempo, incluso hasta cuatro meses si están bien conservados y sin abrir. Si, por el contrario, ya se ha abierto el paquete, el tiempo se reduce a seis semanas. Lo ideal es guardarlos en papel de estraza (en el que vienen envueltos en muchas ocasiones directamente de la charcutería), ya que necesitan un envoltorio que permita la transpiración. Si no, puedes usar el papel encerado empleado para hornear. Al contrario de lo que se suele hacer, el papel film no es buena alternativa porque no deja que el queso transpire y, además, puede dejar cierto sabor a plástico.