A través de un grupo de WhatsApp. Así es como se pusieron en contacto varios sanitarios españoles para salvarle la vida a Pablo, un niño de Burgos (Castilla y León) de dos años. Un operativo médico improvisado que algunos de los voluntarios financiaron de su bolsillo. La mejor recompensa es que el pequeño hoy está vivo.
Una llamada al movil de Silvia puso en marcha el plan. "Un niño de dos años, que empieza con una infección respiratoria de las habituales", recuerda la doctora. "No tenía un partido que jugar ya, estábamos en una situación muy crítica", agrega otro médico sobre el caso. Su única oportunidad era conectarlo a una maquina que hace las funciones de corazón y pulmones fuera del cuerpo: se llama ECMO.
"Si no hubieramos ido con la ECMO, Pablo habría fallecido en poco tiempo", precisa Silvia. De los tres hospitales españoles que cuentan con equipo de traslado en ECMO, solo el de Málaga estaba libre. Se decidió entonces que lo más rápido era que sus profesionales se trasladaran a Madrid en avión comercial. En Barajas se encontraron con la coordinadora que llevaba la máquina de ECMO, y en ambulancia llegaron a Burgos. Fueron 24 horas agónicas. "Llegamos a las 00:30 horas, el niño aguantaba", agregan los médicos.
Silvia coordina este programa en que el que participan los profesionales con el apoyo de los hospitales, pero de forma altruista, De hecho, el equipo de Malaga adelantó el dinero de sus bolsillos. No faltan voluntarios. "Yo tengo una lista de gente que quería hacer ese traslado", destacan desde el centro. No obstante, un protocolo oficial facilitaría las cosas. "Aquí han sido 24 horas, a veces podemos no llegar a tiempo", sentencia la doctora en este sentido. La solidaridad de estos medicos le ha dado a Pablo tiempo para seguir luchando.