La dieta nórdica y sus beneficios: cuáles son los alimentos 'clave' y en qué se diferencia de la mediterránea

Un reciente estudio asegura que la llamada dieta nórdica es beneficiosa para la salud en cuanto a que mejora el peso, la presión arterial y por tanto el colesterol LDL (conocido como colesterol malo). Según estas investigaciones algunos de los principales alimentos básicos de la dieta nórdica (como los cereales integrales y el pescado azul) están relacionados con la reducción del riesgo de enfermedades cardíacas.

Por todo ello la Organización Mundial de la Salud (OMS) la ha incluido entre las dietas beneficiosas a seguir en una lista de pautas alimentarias donde también se encuentra la dieta mediterránea. A primera vista ambas se parecen mucho en cuanto a recomendaciones, pero no son iguales.

Si hay que comparar, de momento la mediterránea gana en estudios, se lleva investigando desde los años 50-60, cuando empezó a ponerse de moda, y por tanto ya se conoce bien sus ventajas. La nórdica se puso de moda en 2004 y empezó a investigarse hace relativamente poco tiempo. Los primeros estudios se publicaron en 2010. Algunos científicos consideran que es poco tiempo para saber el efecto a largo plazo de su consumo.

En qué se basa la dieta nórdica

La dieta nórdica nació en 2004 creada por un grupo de nutricionistas y expertos para combatir la obesidad. Se basa en productos de temporada y de proximidad, apostando por el consumo de frutos rojos (moras, frambuesas, arándanos y fresas), verduras (como zanahorias, nabos, coles, remolachas o repollo), pescado graso (salmón, sardinas, arenque y caballa), así como  cereales integrales sin refinar (como el centeno, la cebada y la avena). En esta dieta se recomienda el consumo moderado de lácteos tipo yogur o queso, así como de huevos y carne de caza. También evitan los alimentos procesados, productos azucarados o aditivos. El aceite que proponen es el de colza.

Por tanto los alimentos permitidos son:

  • Frutos silvestres
  • Pescados grasos
  • Legumbres (lentejas, garbanzos)
  • Tubérculos (patatas, remolacha, zanahoria)
  • Granos y cereales integrales
  • Lácteos bajos en grasa
  • Aceite de colza
  • Hierbas y especias

Lo que no solo se deben comer ocasionalmente o con moderación son:

  • Carnes rojas
  • Huevos
  • Quesos
  • Yogurt
  • Frutos del mar

Los alimentos prohibidos son:

  • Los procesados
  • Refrescos azucaradas
  • Comida rápida

Diferencias con la mediterránea

En una primera mirada las dos dietas se parecen, pero si se observa con detalle se aprecian importantes diferencias que nacen sobre todo de su origen, ya que ambas recurren a los alimentos que más fácilmente se pueden obtener en las zonas geográficas de donde nacen.

La nórdica, como su propio nombre indica, se da en regiones nórdicas (Suecia, Noruega, Islandia, Dinamarca y Finlandia), que son zonas donde el pescado graso prima sobre la carne y se apuesta más por frutos silvestres frente a los cítricos propios de la dieta mediterránea. Además los nórdicos prefieren el aceite de canola o de colza frente al de oliva. Es decir por un aceite de origen vegetal que obtienen de semillas como el germen.

En la mediterránea además sí se recomienda ingerir productos lácteos a diario así como consumir vegetales tipo cebolla, calabacines, pimientos o tomates, que no se dan tanto en las zonas nórdicas. También se consume más carne que en la nórdica.

¿Es mejor una dieta que otra?

Los expertos creen que no. Las dos dietas presentan propiedades beneficiosas y carencias y dependen en realidad de estilos de vida distintos. No es lo mismo vivir en países tan al norte con menos horas de sol y frío, y donde se dan otro tipo de alimentos, que en los de la zona mediterránea. La alimentación tiene que tener en cuenta estas circunstancias. En cualquier caso, según la OMS tanto la dieta mediterránea como la dieta nórdica son ejemplos de cómo los recursos culturales se pueden emplear de un modo beneficiosos para la salud.