El Cáncer de Mama es la principal causa de mortalidad entre las mujeres según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Durante 2020, se detectaron más de 2,2 millones de casos en todo el mundo, número que se ha ido incrementando durante la última década. En lo que va de año, se han diagnosticado 34.722 nuevos casos de cáncer de mama en España, superando ya en 369 los casos que se detectaron en todo 2021.
Esta tendencia positiva se va notando desde 2012, primer año del que la Asociación Española contra el Cáncer (AECC) tiene registros. Actualmente en España la incidencia se ha incrementado un 12 %, siendo la más afectada la franja de edad entre los 50 y 69 años (49%). Grupo de edad en el que se realiza un mayor control para detectar con anterioridad el posible cáncer de mama.
Sin embargo, "globalmente, de acuerdo con los datos de la Conferencia Internacional de Consenso sobre el Cáncer de Mama en Mujeres Jóvenes de 2020, desde mediados de la década de 1990 la incidencia de las tasas ha aumentado lentamente (0,2% por año) entre las mujeres menores de 50 años", ha explicado la oncóloga médica del Hospital General Universitario Gregorio marañón de Madrid y vocal de junta directiva de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), Sara López-Tarruella.
El resto de programas de detección se realizan en un 31 % entre las personas mayores de 70 años y en un 18 % entre aquellas personas de 40 a 49 años. Este último grupo no está incluido dentro del programa de detención precoz del cáncer de mama, siendo uno de los grupos donde cada vez se van detectando un mayor número de casos. Una detección temprana puede recudir considerablemente el riesgo de mortalidad por esta enfermedad entre un 25% y el 31%. Siendo la herramienta fundamental para lograrlo el cribado poblacional mediante la realización de mamografías.
"El cáncer de mama es el tumor maligno más frecuente en la mujer, con una incidencia que continúa en aumento”. Sin embargo, “en las últimas décadas, los programas de detección precoz y los avances terapéuticos en el manejo de la enfermedad han logrado mejorar el pronóstico y un descenso anual en la mortalidad del 1,8% anual, elevando la supervivencia a los 5 años del diagnóstico a un 80,3%”, afirma Fátima Santolaya Sardinero, miembro del Grupo de Trabajo de Oncología de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG).
Actualmente no existe ninguna duda sobre que la mamografía es el método más eficaz para detectar un posible cáncer de mama, como asegura Javier de Santiago, el presidente de la sección de Ginecología Oncológica y Patológica Mamaria de la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia y jefe de servicio del MD Anderson Cancer Center de Madrid, quién también ha querido aclarar que existen dos tipos de cribado de cáncer de mama.
Por un lado se encuentra el poblacional, donde grandes masas de mujeres acuden a cierto lugar para realizarse una mamografía. En cambio, por otro lado encontramos el oportunista, el cual consiste en aprovechar una cita ginecológica para valorar el riesgo de cáncer de mama de una mujer concreta y, en caso de ser necesario, pedirle una mamografía.
De Santiago ha recomendado a las mujeres de entre 50 y 69 años acudir al primer supuesto como máximo cada dos años. Estos puntos de encuentros son puestos, normalmente, cada ese tiempo, aunque depende de cada comunidad, al igual que la edad a la que va destinada.
En comunidades como Castilla-La Mancha, Castilla y León, Comunidad Valenciana, La Rioja y Navarra extienden su franja de edad desde los 45 hasta los 69 años.
Esto es debido a que las mamografías “no se recomienda rutinariamente para mujeres menores de 45 años o mayores de 74 años”, asegura la portavoz de SEMG, ya que podría causar mayores dolencias. "El problema de las pacientes jóvenes es que con el tratamiento les generamos una serie de problemas diferentes que a las mayores de 50 años. Como, por ejemplo, una menopausia precoz que deriva a una osteoporosis, posible infertilidad, insatisfacción sexual, falta de confianza por su imagen corporal debido a la caída del pelo o la extirpación de las mama o deterioro mental", ha afirmado la doctora Vega Iranzo.
Además, "en las pacientes jóvenes, debido a que la mama glandular no está completamente desarrollada, la mamografía no es tan eficaz y solemos hacer una ecografía. El problema de hacer este tipo de prueba es que se necesita un profesional más cualificado", sentencia Iranzo.
Por ello, Javier de Santiago señala que la primera causa para no realizar este tratamiento en el grupo generacional es algo económico. "Lo mejor es acotar la franja de edad entre los 50 y los 69 años. En algunas comunidades se hace a partir de los 45. No es que no tenga eficacia en mujeres más jóvenes, sino que la eficacia es mayor en este rango de edad y se necesita ahorrar costes. No se pueden hacer mamografías a toda la población porque no hay suficientes recursos".
Pero no todos piensan lo mismo. La Sociedad Española de Imagen Mamaria (SEDIM) recomienda bajar la edad del cribado de cáncer de mama con mamografía a los 40 años, siguiendo las nuevas pautas europeas. Sociedades científicas como el Red Nacional Integral del Cáncer (NCCN) se han sumado ya a este plan para cambiar el paradigma de los cribados, que llevaban sin cambios desde su instauración a finales de los noventa.
En EE UU, las nuevas directrices establecen que las mujeres deben someterse a una evaluación del riesgo de cáncer de mama a partir de los 25 años, y también enfatizan la mamografía a partir de los 40 años para aquellas con riesgo promedio.
La realización de una mamografía y una ecografía de mama anual a partir de los 40 años reduce en un 40% la posibilidad de morir de cáncer de mama, el tumor más frecuente en la mujer occidental y la primera causa de mortalidad por cáncer en mujeres.