Existe la creencia popular de que después de una ruptura, es obligatorio pasar un tiempo a solas para evitar repetir dinámicas tóxicas, para fortalecer la autoestima y para prevenir la dependencia emocional. Sin embargo, no elegimos ni de quién nos enamoramos ni mucho menos cuándo nos enamoramos. A veces, surge un vínculo con alguien justo después de acabar una relación y decidimos apostar por esa persona. Encadenar una relación tras otra tiene sus riesgos, eso es innegable, pero, ¿significa que está abocada al fracaso?
Cuando se produce una ruptura, tiene lugar un duelo emocional: debemos procesar todas las emociones que aparecen tras la pérdida de una persona que, para bien o para mal, ha sido importante en nuestra vida.
Este duelo tiene lugar independientemente de si la relación ha sido fantástica o muy tormentosa, y algunas de las emociones habituales son la culpabilidad, la tristeza, la frustración, la ira hacia uno mismo o la expareja o los celos. ¿Cómo se superan todas ellas? Aceptándolas y expresándolas. Desgraciadamente, tenemos una intolerancia brutal hacia las emociones desagradables: a nadie le gusta estar triste, preocupado o enfadado, así que intentamos reprimir el duelo post-ruptura.
Una forma muy habitual de reprimir todas estas emociones es la distracción, que tiene su utilidad en su justa medida. En otras palabras, una cosa es distraerte una tarde en la que estas muy triste quedando con tus amigos para no pensar en tu ex, y otra distraerte durante meses encadenando relaciones afectivosexuales superficiales para no pasar el duelo.
Pero, ¿qué pasa cuando rompes con una persona e inmediatamente después te enamoras de otra? Es decir, cuando no es un patrón superficial, sino que creas un vínculo serio, sano y profundo con otra persona.
El duelo post-ruptura no es incompatible con una nueva relación de pareja. Con esto quiero decir que el hecho de que hayas conocido a alguien nuevo no significa que inmediatamente vayas a olvidar a tu ex o que todas las emociones derivadas de la ruptura vayan a desaparecer por arte de magia. El problema, de nuevo, es que las intentes reprimir utilizando a tu nueva pareja como un parche emocional.
Si has conectado con alguien y te apetece dar una nueva oportunidad al amor, hazlo, pero no olvides que estás viviendo un proceso difícil. Esto significa que:
Que tengas pareja no significa que tengas que estar acompañado 24 horas y 7 días de la semana. Lo ideal es que aproveches el duelo post-ruptura para fortalecer tu independencia.
El problema es que muchas veces creamos relaciones muy dependientes tras una ruptura. Como estás ilusionado y feliz de nuevo, decides pasar todo el tiempo del mundo con esta persona ajena a tu vida pasada. En consecuencia, dejas de lado amistades, familia e incluso aficiones. ¡Error!
Es recomendable enfrentarte a los recordatorios de tu anterior relación, aunque eso implique sufrir un poquito. En otras palabras, hablar con tus amigos de tu ex te ayudará a superar la ruptura del todo. También lo hará retomar ese hobby que tanto te gustaba pero que siempre hacías con tu ex (ir al cine, jugar a juegos de mesa, hacer senderismo…). En cambio, evadirte de la realidad y proyectar en tu nueva pareja todas tus inseguridades es el caldo de cultivo para desarrollar una relación asimétrica por la dependencia emocional.