“Si nos acostamos, me pillo”: ¿Por qué algunas personas se enamoran tras el sexo?
Hay dos razones por las que te encaprichas de alguien que solo has conocido en la cama
Varios jóvenes hablan del enamoramiento sexual: “No quiero y voy mentalizadísima de que no va a pasar, pero después siento cosas”
¿Puedo sacar a mis emociones del dormitorio? Una psicóloga comparte varios consejos para mantener a raya tus expectativas
“¿Por qué me engancho cuando me acuesto con un tío?”, se pregunta Raquel, de 19 años. “Aunque yo no quiero, porque es que no quiero y voy mentalizadísima de que no va a pasar, después siento cosas”. Muchas veces, esos sentimientos no son recíprocos, comparte con Yasss, “y me pego la hostia emocional”.
Para Ana Laura, de 27 años, el problema es el mismo: “Si nos acostamos, me pillo, y luego lo paso muy mal si él solo quería sexo. Es como que mi parte racional lo entiende y me intento convencer a mi misma de que también soy capaz de querer sexo y ya, pero a más quedamos y más nos acotamos, más me voy enamorando. A veces me siento tonta”, se lamenta.
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En el caso de Carlos, de 24 años, el vínculo no es tan fuerte como para hablar de amor, pero sí que reconoce desarrollar sentimientos cuando se acuesta con alguien. “Intento no darle vueltas, pero más de una vez me he rayado porque me he pillado solo porque el sexo era increíble, sin conocer casi a la chica. También me pasó una vez que en la cama genial, pero fuera de ella horrible, y aun así seguía pensando que podía funcionar”, comparte.
Enamoramiento sexual: cuando el orgasmo forma un vínculo
Lo que pasa en la cama no se queda en la cama, y es que durante el sexo se produce una oleada de hormonas que influyen (aunque sea un poquito) en la percepción que tenemos de una persona.
Entre ellas, la oxitocina, una sustancia que se libera en momentos de calma y que se ha relacionado con procesos sociales como la empatía y la formación de vínculos. ¿Adivinas cuando hay una explosión de oxitocina? Efectivamente, durante el orgasmo, y eso explica por qué nos sentimos tan conectados a la otra persona.
También se libera dopamina en nuestro cerebro, el mismo neurotransmisor que se libera cuando se consume una droga. Esta sustancia provoca esa sensación de placer extremo y de motivación para repetir la conducta responsable, en este caso el sexo.
¿Estamos enamorados? Es complicado definirlo puesto que cada persona vive el amor de una forma. Lo que sí está claro es que se puede formar un vínculo muy intenso mediado por el deseo y el placer.
Sin embargo, aunque las hormonas y neurotransmisores tienen un papel importante, solo explican una pequeña parte de nuestro comportamiento. Por ejemplo, hay personas que se “pillan” aunque no han tenido un orgasmo o el sexo ha sido completamente insatisfactorio. ¿La razón? Que en el enamoramiento sexual influye un fenómeno psicológico mucho más complejo.
¿Por qué algunas personas se enamoran tras el sexo?
En esta oleada de sentimientos y deseos, influyen sobre todo las expectativas, es decir, el guion mental que creamos en un intento de predecir lo que va a pasar. Este guion no suele ser objetivo, sino que se ve influenciado por lo que queremos que pase.
Si quedas con un ligue y te montas en la cabeza una trama romántica digna de Los Bridgerton, probablemente desarrollarás un vínculo mucho más intenso. En otras palabras, si quieres enamorarte, irás a la cita pensando que vais a conectar, que la otra persona se va a pillar hasta las trancas y que si os acostáis será porque algo siente.
Este vínculo no solo es más intenso, sino que también es más superficial y débil. Se romperá si te das cuenta de que tu ligue no era para tanto (porque tus expectativas no son tan fuertes como para vencer a tu instinto racional) o si tu ligue no te hace caso (porque tus expectativas no se ajustan a lo que pasa después). En cualquier caso, acabarás sintiéndote triste, frustrado e incluso te culparás por no haber enamorado a la otra persona.
¿Puedo sacar a mis emociones de la ecuación?
Si tienes tendencia a enamorarte cuando te acuestas con alguien, más de una vez habrás intentado ir “de duro” por la vida y dejar a tus emociones fuera del dormitorio. Para lograrlo, ajusta tus expectativas. Pero, ¿cómo?
- Fíjate en el comportamiento de tu ligue fuera de la cama y en cómo te hace sentir. Si quieres una relación o forjar un vínculo más serio, pero sientes que te utilizan, es mejor no aferrarte a esa relación. Quizá funciona con otras personas (o contigo en otro momento de tu vida), pero si dos piezas no encajan, no las juntes a la fuerza.
- Deja de idealizar a tu ligue. Presta atención a las posibles ‘red flags’ que indican que debes huir sin mirar atrás.
- Párate a pensar por qué tienes tantas ganas de enamorarte y, sobre todo, si estás escogiendo a las personas indicadas para crear un vínculo.
- Ante la duda, pregunta a tu ligue qué es lo que quiere.
- Si tu ligue te dice que solo quiere sexo, no te montes películas mentales. No te está engañando para hacerse el duro y tampoco vas a lograr que se enamore por arte de magia (sí, lo sé, a un amigo de un amigo le funcionó, pero es una excepción, no la norma).