La autora británica Sara Bird fue una de las primeras personas en hablar de la fatorexia; no porque fuera una experta en salud mental y en trastornos de la conducta alimentaria, sino por el contar públicamente su propia experiencia.
En su libro autobiográfico, Fatorexia, ¿qué ves cuando te miras al espejo? ,esta mujer, que se define como una profesional de éxito con un marido al que adora, narra cómo durante 20 años fue incapaz de ver su sobrepeso.
Bird cuenta cómo se quedó absolutamente perpleja al descubrir que la báscula a la que su médico le obligó a subir durante un chequeo marcaba 108 kilogramos. Ella estaba convencida de tener un peso saludable y llegó a pensar que la mujer de la báscula no era ella. Aturdida, se dirigió a su casa y se desnudó ante el espejo; seguía sin reconocerse en esa imagen.
¿Qué estaba ocurriendo? Sara Bird se propuso descubrirlo y para ello se embarcó en un proceso de investigación y autoindagación que tuvo como resultado ese libro, que sigue siendo en referente en ese tema.
Lo que le ocurrió a Sara Bird es que durante años, a la vez que su cuerpo engordaba, su mente se protegía de esa imagen con sobrepeso hasta el punto de que dejó de percibir como propio el reflejo de su cuerpo en el espejo.
Además de su experiencia personal, en su libro, Bird cuenta su lucha para que la medicina reconociera esta condición como un trastorno de la conducta alimentaria.
A día de hoy, la fatorexia no se considera un Trastorno de la Conducta Alimentaria (TCA) como tal, explica Marina Díaz Marsá, psiquiatra y directora de la Unidad de Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA) del Hospital Clínico San Carlos de Madrid.
“Los psiquiatras no lo consideramos un Trastorno de la Conducta Alimentaria. Sería más bien un mecanismo de negación de la situación del individuo y de sus consecuencias, ya que la aceptación de esta situación podría generar frustración y conllevar la decisión de tener que cambiarlo”, explica.
Es decir, aceptar que uno tiene sobrepeso conllevaría la obligación de iniciar una dieta y cambiar de estilo de vida, ya no solo por un tema de estética, sino por un tema de salud.
En realidad, este es el verdadero riesgo o peligro de la fatorexia, que esta situación de sobrepeso sostenida durante muchos años puede convertirse en un verdadero caldo de cultivo de diversas enfermedades crónicas -a menudo de tipo silenciosas- como diabetes, hígado graso, tener alto riesgo de infarto, desarrollar ovarios poliquísticos, sufrir hipertensión arterial e incluso desarrollar un cáncer. Es decir, esa imagen distorsionada provoca que esa persona no sea consciente de que puede tener un problema importante de obesidad con todos los riesgos para la salud que el exceso de peso tiene.
Muchas personas, incluida la propia Bird, hablan de la fatorexia como lo contrario a la anorexia nerviosa (AN). En realidad técnicamente no es lo contrario, ya que la AN tiene otros componentes aparte de la distorsión de la imagen corporal.
Si bien en la AN el enfermo o la enferma percibe su imagen corporal como más gorda de lo que realmente es (de manera que sigue encontrando razones para seguir adelgazando) lo cierto es que esta distorsión es solo uno de los llamados síntomas cognitivos de la AN, pero no es el único.
Lo que sí sería más correcto decir es que es que el tipo de distorsión de la imagen corporal que produce la fatorexia es el contrario al de la anorexia. La distorsión propia de la fatorexia hace que, quien la sufre, se vea más delgado o delgada de lo que está.
La distorsión de la imagen corporal es un fenómeno psicológico muy complejo y delicado. La mayoría de los expertos buscan una explicación social o cultural a este trastorno, basándose en la Teoría de la Normalización Visual (Robinson, 2017). Esta teoría habla de que las personas con obesidad que están expuestas a cuerpos con sobrepeso en su familia y redes sociales, pueden llegar a cambiar su idea de lo que es un cuerpo con sobrepeso y llegar a creer que un cuerpo obeso es un cuerpo con peso normal.
Sin embargo, el instituto auxológico italiano IRCCS llevó a cabo una investigación en 2018 en la que maneja una nueva hipótesis, la Teoría del Bloqueo Alocéntrico, que describe los mecanismos que subyacen a la subestimación del tamaño corporal por parte de sujetos con obesidad. Según esta teoría, los pacientes aplican un férreo mecanismo de defensa porque no pueden tolerar esa imagen del yo físico.
En la mayor parte de los casos estaríamos ante personas que años atrás (entre 5 y 20 años) comenzaron a cambiar sus hábitos alimentarios y su estilo de vida, probablemente por problemas de estrés o ansiedad o por algún episodio emocionalmente complicado en sus vidas como un duelo, una ruptura de pareja o la pérdida del trabajo. Esa sobrealimentación o alimentación poco saludable llevó lógicamente a un cambio paulatino en su imagen corporal que, llegado el momento, estas personas no quisieron aceptar y comenzaron a negar y/o subestimar por diferentes motivos.
Uno de estos motivos, como explicaba la psiquiatra Marina Díaz Marsá, podría ser porque aceptar que existe un sobrepeso significaría, por ejemplo, iniciar una dieta de adelgazamiento; un esfuerzo que esa persona no estaría dispuesta a hacer.
Aunque es un fenómeno poco conocido, la prevalencia de la fatorexia es mayor de lo que muchos creen. Algunos de los síntomas más característicos y que nos pueden ayudar a saber si una persona de nuestro entorno podría estar sufriendo esta distorsión de su imagen corporal son los siguientes:
Las personas que sufren esta distorsión de su imagen corporal deben recibir ayuda psicológica pero, en contra de lo que el sentido común nos dice, esta no debe estar enfocada en que el paciente vea que tiene sobrepeso, ya que sus mecanismos mentales de distorsión están demasiado arraigados.
El objetivo de la terapia será abordar los desencadenantes emocionales por los que sus hábitos alimenticios cambiaron en un momento dado de su vida. Solo desde esa toma de conciencia, el paciente podrá reconocer y comprender el proceso que le llevó a negar la evidencia de su sobrepeso y podrá dar el siguiente paso de acudir a un nutricionista para iniciar una vida más saludable.