No siempre lo que se empieza a llamar 'gordofobia' es tan burda y evidente. Un reciente estudio ha permitido detectar cómo el cine ha ido proyectando de manera subliminal el exceso de peso en personajes negativos. Se puede ver en Rebel Wilson, Melissa McCarthy o Amy Schumer: las tres actrices triunfan en en Hollywood, pero les cuesta, y mucho, esquivar el guión que siempre tienen para ellas.
Siempre con un rol de torpe, de tonta y de divertida por culpa de los kilos de más. Como dice Amy Schumer, ella es lo que Hollywood llama muy gorda, cuando ni siquiera lo están. Es un caso más de esas microgordofobias. Se ve en los trabajos de cara al público: si uno no acredita imagen 10 se le excluye.
"Es una forma de discriminación, porque hay otras personas con otros perfiles y otras imágenes corporales que, en principio, ya tienen vetada la entrada a este tipo de ocupaciones", explica en este sentido el sociólogo Ferrán Giménez.
Va a peor entre los jóvenes, que tienen en las redes sociales un peligroso aliado para perpetrar la humillación a quien no lo merece. "Lo que han venido es a amplificar este efecto de discriminación, en este caso, sobre cuerpos normativos", agrega Giménez. Reírse con el estereotipo, la obesidad parece seguir asociada al fracaso y el cuerpo perfecto, ese que no tantos tienen, al éxito social. Ideas equivocadas.