Qué es un contrato de pareja y cómo puede mejorar tu relación

Aunque el amor es fácil –al fin y al cabo, se trata de un sentimiento–, las relaciones son muy complejas. Hace falta construirlas, dedicar tiempo y esfuerzo, tener paciencia, aprender de uno mismo y de la otra persona, superar traumas personales y acompañar a tu pareja mientras supera los suyos, ceder, pedir a la otra persona que se adapte a ti, aceptar lo que no puedes cambiar y, sobre todo, renunciar a todas las creencias tóxicas del amor que nos han inculcado desde pequeños.

¿Por qué construimos relaciones tóxicas?

Este proceso que acabamos de describir requiere mucho esfuerzo, pero no tiene por qué ser doloroso. Amar no es sinónimo de sufrir. El problema es que a veces lo más fácil es sentir, pensar o actuar acorde a las creencias tóxicas del amor. ¿Por qué hacemos esto? ¿Por qué construimos relaciones tóxicas si todos sabemos que eso no es sano?

  • Por la experiencia. Algunas personas han vivido experiencias muy tóxicas y las han normalizado. Por ejemplo, porque su primer amor era muy controlador y celoso, o porque se criaron en una familia en la que había maltrato físico o psicológico. Cuando esas personas comienzan una relación sana, no saben cómo actuar. Empiezan a pensar que “es demasiado bueno para ser cierto” y autosabotean la relación, a veces metiendo a esa pareja inicialmente sana en el círculo vicioso de toxicidad.
  • Por falta de habilidades. No hace falta ser una persona súper madura para construir una relación sana, pero sí que hay ciertas habilidades que facilitan el proceso: asertividad, empatía, responsabilidad afectiva e inteligencia emocional. Cuando no contamos con estas habilidades en nuestro repertorio psicológico, es más difícil crear una relación sólida y segura.
  • Porque poner límites da miedo. La comunicación asusta porque tenemos metido en la cabeza que mostrándonos tal y como somos (con nuestros puntos fuertes, pero también nuestros traumas e inseguridades), alejemos a nuestra pareja, sobre todo el principio. Reconozcámoslo, da mucho vértigo tener según qué conversaciones con tu pareja. Cuando algo te molesta y estáis empezando a conoceros, es más fácil callarte que decir que estás dolido/a. El problema es que el silencio y el miedo a que la otra persona se enfade no soluciona los problemas de pareja.

¿Qué es un contrato de pareja? El salvavidas de las relaciones

El contrato de pareja es una herramienta que se utiliza en terapia psicológica de pareja para fomentar una comunicación honesta y respetuosa entre ambas partes.

Se trata de un documento elaborado por los miembros de la pareja en el que figura todo aquello que es importante para que ambos se sientan escuchados, cuidados y seguros. Implica, por lo tanto, sentarse separados para elaborar el documento, y después juntos para leerlo, modificarlo y aceptarlo.

Aunque puede parecer impersonal, lo cierto es que es una herramienta que ayuda a dejar atrás dinámicas tóxicas. También ayuda a entender mejor a tu pareja, ya que a veces basamos la relación en nuestras necesidades e ignoramos lo que el otro quiere. Y, por supuesto, permite que ambos pongan límites.

Elaborar un contrato de pareja paso a paso

  1. Párate a pensar y escribir todo aquello que necesitas para que la relación funcione correctamente. ¿Qué hace tu pareja que no te gusta? ¿Qué no hace, pero te gustaría que hiciese? ¿Qué conductas necesitas que modifique o incluya para sentir que la relación es plena? Ambos debéis responder a estas preguntas.
  2. Sentaos juntos y poned en común vuestras necesidades psicológicas y sexuales. Ahora debéis consensuar el cambio. ¿Estás de acuerdo con tu pareja? ¿Qué puedes hacer para cambiar eso que no le gusta? Lo fundamental es que propongáis conductas cuantificables y medibles. De nada vale decir “voy a ser más atento”, porque estos propósitos se quedan en el aire. Pregúntate qué conductas concretas vas a realizar para ser más atento y anótalas.
  3. Es recomendable que el contrato incluya los límites de cada uno (lo que no estáis dispuestos a tolerar), la responsabilidad que ambos tenéis en la relación (lo que estáis dispuestos a hacer para que el otro se sienta cuidado) y ciertas reglas a respetar cuando haya una discusión (porque hasta en las relaciones más sanas se discute).
  4. Todas las cláusulas deben ser equilibradas. Es injusto que uno dé más que el otro. Debéis dedicaros un tiempo y un esfuerzo similar.
  5. Respetad la idiosincrasia de cada uno. Es importante entender que tu pareja a veces demostrará el amor de una forma diferente a ti: quizá tu eres muy comunicativo y dices “te quiero” sin parar, pero tu pareja prefiere demostrar el amor con el contacto físico. Hay que entender el lenguaje del amor de tu pareja para que haya un equilibrio.

Los beneficios de un contrato de pareja

Aunque es muy costoso y puede sacar a relucir ciertos conflictos latentes, el contrato de pareja os permitirá construir una relación mucho más transparente. Tú sabrás qué es lo que le duele a tu pareja y qué es lo que necesita de ti, y viceversa.

Ser más conscientes de las necesidades del otro significa que si en un futuro se ignoran, ya no podréis justificarlo con un “es que yo no sabía que tú querías eso”.

Por otro lado, el contrato de pareja potencia la comunicación y todas esas habilidades que a menudo están ausentes en las relaciones tóxicas, especialmente la asertividad y la responsabilidad afectiva. Te mereces poder expresarte claramente, pero tu pareja se merece respeto y empatía, y eso se aprende construyendo límites.

No nos vamos a engañar, crear un contrato de pareja lleva tiempo y requiere mucho esfuerzo. A veces se romperá, os sentiréis dolidos, y tendréis que reelaborarlo a medida que crezcáis como personas y como pareja. Pero es importante trabajar para construir una relación en la que ambos os sintáis en calma.

¿Y si no sois capaces de poneros de acuerdo? En ese caso, puede resultaros útil pedir ayuda profesional a un psicólogo