Aunque compartir nuestra vida con una pareja es tremendamente enriquecedor, son muchas las personas que se obsesionan con encontrar el amor a toda costa. Esa búsqueda de un ideal inalcanzable acaba trayendo más sufrimiento que felicidad, ya que se confunde ‘estar enamorado’ y ‘amar el amor’.
‘Amar el amor’ puede esconder baja autoestima, dependencia emocional, inmadurez psicológica e intolerancia a la soledad, y se trata de un problema que acompaña a muchas personas.
En 1977, la psicóloga Dorothy Tennov definió la limerencia como una búsqueda obsesiva del amor. Las personas que la sufren, rápidamente se enamoran o, mejor dicho, idealizan a completos desconocidos.
El primer día de clase alguien te saluda amablemente y ya te imaginas casándote y compartiendo tu vida con esa persona. El problema es que las fantasías no se quedan en la mente: la limerencia provoca una necesidad tóxica de ser correspondido y amado.
Tarde o temprano, la princesa o el príncipe azul se cae del pedestal. O bien no se enamora como la persona con limerencia desearía, o bien sí se enamora, pero el cuento de hadas no es tan perfecto como había imaginado.
Cuando no se cumplen las expectativas, llega el sufrimiento, pero dura poco porque en cuestión de días o semanas conoce a otra persona y el círculo vicioso de enamoramiento-decepción se reinicia.
Esta conducta es considerada como un problema psicológico ya que implica pensamientos obsesivos en torno a la idea del amor, conductas compulsivas para cumplir esas obsesiones y ansiedad cuando no se cumplen.
Para superar la limerencia, la clave es entender de dónde surge. ¿Por qué tienes esa necesidad obsesiva de amar y que te amen? Sin responder a esta pregunta, es imposible salir adelante.
En función de la causa de la limerencia, deberás trabajar un área psicológica u otra. A veces conviene mejorar tu autoestima, en otras ocasiones es fundamental aprender a estar solo, y para muchas personas la clave está en aprender a gestionar la ansiedad.
Sea cual sea el motivo, lo más importante es fortalecer otras áreas diferentes a la amorosa. No desatiendas tus aficiones, tus amistades y, sobre todo, el tiempo a solas cuidando de tu salud mental.
En algunos casos es necesaria la ayuda profesional de un psicólogo. Es muy frecuente que las personas con limerencia sufran, pero cuando se enamoran de nuevo quitan importancia a su problema. Recuerda que no es sano pasarlo mal por amor y que si no sabes cómo gestionar la obsesión, la terapia psicológica puede ayudarte.