Las discusiones no son agradables, eso es obvio, pero también son inevitables. Aunque hay parejas que no discuten casi nunca, es natural que, de vez en cuando, surjan discrepancias y es saludable que, con empatía y respeto, ambas partes se esfuercen para solucionarlas. Desgraciadamente, a veces esto no ocurre y es muy habitual que una de las partes falte al respeto a la otra o reaccione de tal manera que su pareja, por evitar ese mal rato, decida callarse sus preocupaciones. Eso es lo que vive cada día Andrea, de 28 años.
“Discutir con él significa ansiedad, que me diga que me va a dejar porque no me soporta, que me chille, que se enfade, que rompa lo que tiene a mano. A veces me da miedo”, confiesa la joven valenciana. “A veces lo que hace es dejar de hablarme. Es muy frustrante, porque la discusión no es para tanto, pero se cabrea y deja de hablarme. Una vez estuvo cuatro días sin contestarme al móvil. Lo pasé muy mal”, añade.
Las reacciones de su pareja han generado en Andrea una ansiedad insostenible: “cada vez que algo se tuerce un poco yo ya tengo miedo de la bronca que vamos a tener”, discusiones que son mucho más dramáticas y violentas cuando hay alcohol de por medio, “a veces hemos discutido de fiesta y si hay gente delante paso mucha vergüenza”.
Andrea sabe que lo que vive no es normal y ella misma reconoce que se trata de una relación tóxica, pero la dependencia emocional que siente le impide salir de ahí. Pero, ¿es tan grave temer la reacción de tu pareja durante o después de una discusión?
Las discusiones no son una conversación como otra cualquiera, no nos vamos a engañar. Como psicóloga, sería muy fácil afirmar que discutir implica hablar calmadamente, mantener un tono de voz completamente amable y encontrarse relajado, pero esto, a la hora de la verdad, no suele ocurrir. Nos ponemos tensos, a veces a la defensiva, y deseamos que ese mal rato acabe lo antes posible. Pero una cosa es que las discusiones sean desagradables, y otra muy distinta es que conlleven faltas de respeto. Eso no es ni sano ni normal.
Por supuesto, la forma de reaccionar en una discusión depende del desencadenante. No es lo mismo una discusión por una infidelidad o porque tenéis ideas de futuro diferentes, a una discusión porque de fiesta se te olvidó pedirle una pajita para la copa de tu pareja. Las primeras discusiones suelen ser más serias y es normal sentir algo de “miedo”, pero no por la reacción que pueda tener tu pareja, sino por el futuro de la relación.
Da igual que la discusión sea por un problema serio o por una tontería, porque no es normal que tu pareja reaccione de forma violenta psicológica, verbal o físicamente.
Si se produce cualquiera de estas situaciones durante tus discusiones, habla con tu pareja y toma distancia si lo necesitas para proteger tu salud mental y física. Apóyate en tus seres queridos, cuídate para reforzar tu autoestima y, si lo necesitas, pide ayuda profesional a un psicólogo.