La llegada del verano es sinónimo de ropa más ligera, largas horas de luz y un sol especialmente peligroso para nuestra piel. También suele aumentar el tiempo de exposición solar, sobre todo al acudir a playas o piscinas, o al hacer planes y excursiones al aire libre. En todos estos casos (y también durante el resto del año) es importante proteger nuestra piel con un factor solar elevado e incidir en determinadas zonas más sensibles o más expuestas cada poco tiempo. Además, y por mucho que seamos previsores y evitemos quemaduras solares, también es importante vigilar de cerca cualquier mancha o lunar que pueda indicarnos una anomalía cutánea. Toma nota de qué síntomas alertan del cáncer de piel y qué puedes hacer para detectarlo.
Tal y como explica Mayo Clinic, el cáncer de piel consiste en el crecimiento anormal de las células de la piel y suele desarrollarse en pieles expuestas al sol, aunque no siempre ocurre así. Lo que sí está claro es que la exposición a la radiación ultravioleta (UV) es un factor de riesgo importante, especialmente en pieles claras con menos protección natural frente a este tipo de radiación.
En cuanto a los tipos de cáncer de piel, hay tres principales: carcinoma basocelular, carcinoma espinocelular y melanoma. Lo mejor que puedes hacer para evitarlos es proteger tu piel del sol, pero también es importante revisarla periódicamente y de forma completa y exhaustiva para detectar posibles anomalías.
Es en este punto en el que entran en juego los síntomas del cáncer de piel: en general, deberás permanecer atento a cambios y variaciones en lunares o manchas, ya que puede tratarse de un indicador de crecimiento anormal de células cutáneas.
Además, estudiar manchas y lunares es básico para poder tratar de forma temprana cualquier cáncer de piel. La buena noticia es que, al contrario de lo que ocurre con otros tipos de cáncer, la mayoría de estas lesiones son perfectamente visibles y suelen localizarse en zonas especialmente expuestas al sol, como pecho, abdomen y espalda, orejas y cara.
Por tanto, especialmente a medida que nos hacemos mayores, o si tenemos una piel clara o sensible, es importante examinarnos centímetro a centímetro cada cierto tiempo, especialmente tras épocas de exceso, como el verano, pero también durante el resto del año y en el momento en que la expongamos al sol tras meses de escaso contacto. El daño acumulativo juega en nuestra contra, y las cifras nos dicen que el número de casos de melanoma (el cáncer de piel más peligroso) ha aumentado casi en un 50 por ciento en la última década.
En cuanto a cómo detectar un cáncer de piel, tal y como indica la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC), es importante permanecer atento a estas señales o cambios en tus lunares o manchas:
En cuanto a cómo examinar tu piel en busca de esto síntomas, colócate desnudo frente a un espejo en una estancia con luz suficiente, y pide a una persona que te ayude con aquellas zonas de tu piel a las que no puedas acceder por ti mismo. También puedes usar un espejo de mano o de aumento para determinadas áreas. No olvides que la espalda y el cuero cabelludo también deben ser objeto de análisis.
A continuación, repasa poco a poco cualquier lunar, peca o imperfección. Sacar fotos de cada zona (especialmente si hay lunares sospechosos) y almacenarlas puede ser una buena forma de detectar cambios si tu memoria o tu percepción falla, así como de presentar evidencias ante un dermatólogo que permitan hacer un seguimiento de la evolución de la lesión a lo largo del tiempo.
Por último, de cara a este verano, ten en cuenta que evitar el cáncer de piel pasa por mantener una actitud estricta en lo que al cuidado de la piel frente al sol se refiere y, sobre todo tras meses de confinamiento y de restricciones a la movilidad, es posible que nuestra piel esté más sensible que nunca, ya que la escasa producción de melanina provoca una mayor sensibilidad en la piel a los efectos de la radiación UV.