El sol aprieta estos días en España… Y la ola de calor no ha hecho más que empezar. Un factor clave para llevar mejor las altas temperaturas es la alimentación. Este es el “menú” perfecto para combatir el calorazo este fin de semana.
Es oficial. España vive su primera ola de calor del año, que empezará el domingo, según ha comunicado la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet).
“Las temperaturas tenderán a un ascenso casi generalizado, iniciándose un episodio de ola de calor, con valores superiores a 38/40 grados en la mitad sur y centro peninsulares, principalmente en los valles de grandes ríos. Las mínimas no bajarán de los 20 grados en gran parte del sur y área mediterránea”, ha informado.
La comida puede ser nuestro perfecto aliado durante esta ola de calor, si sabemos qué comer y qué no. Por ejemplo, tendemos a pensar que ir de cañas es la solución perfecta frente a las altas temperaturas, pero lo cierto es que el alcohol causa deshidratación, por lo que es preferible consumirlo lo menos posible.
De igual manera, hay alimentos que hacen que aumente la temperatura corporal, frente a otros que hacen lo contrario: enfriarnos. Estos son los que nos vienen bien.
Aunque suene paradójico, puesto que es una bebida que suele tomarse caliente, las infusiones nos vienen bien cuando hace mucho calor. En general, las bebidas calientes ayudan a regular la temperatura corporal de manera más eficiente que las frías. Según algunos estudios, beber caliente hace que aumente la producción de sudor y su evaporación compensa el aumento de calor corporal. Además, se digiere muy rápidamente.
Solemos pensar que las especias y los alimentos picantes nos “arden” por dentro, pero esto no es algo necesariamente malo durante un episodio de mucho calor. Al aumentar la temperatura interna del cuerpo se produce una mayor secreción de sudor.
Los alimentos refrescantes como helados y batidos también nos vienen bien, pero son menos efectivos a la hora de regular la temperatura corporal por un motivo: el cuerpo, después de enfriarse de manera instantánea al consumir un helado, vuelve a calentarse, mientras que cuando comemos caliente la temperatura corporal se iguala con la exterior y estimula la sudoración, lo cual hace que la piel se humedezca y nos ayuda a refrescarnos (el sudor es un mecanismo del organismo para regular su temperatura).
Por supuesto, las comidas pesadas y muy abundantes no son nada recomendables con el calor. Obligan al cuerpo a hacer un esfuerzo enorme para hacer la digestión, lo cual no es muy aconsejable con altas temperaturas.
Por el contrario, las frutas y verduras nos vienen como anillo al dedo con una ola de calor. La sandía, el melón, los tomates… Son alimentos con alto contenido de agua que nos ayudan a hidratarnos y son ligeros y refrescantes. Su consumo es especialmente importante en el caso de niños y personas mayores estos días de tanto calor, ya que sufren mucho más las temperaturas tórridas.
En la otra cara de la moneda está lo que no debemos consumir durante una ola de calor, como es el alcohol. Las bebidas alcohólicas causan deshidratación porque son diuréticas.
¿Y en invierno? Como curiosidad, y a pesar de que solemos pensar en países muy fríos como grandes bebedores de vodka o whisky, el alcohol tampoco es buen aliado con bajas temperaturas, porque dilata los vasos sanguíneos, y esto hace que la sangre se distribuya a nuestras extremidades, en vez de centrarse en proteger nuestros órganos vitales. Lo normal con mucho frío es, por el contrario, que los vasos sanguíneos se estrechen.
Con el calor es frecuente hacer barbacoas, pero lo cierto es que la carne roja tienen un altísimo contenido en proteínas, que a nuestro cuerpo le cuesta mucho digerir, y eso implica un aumento de la temperatura corporal. Además, la carne lleva más tiempo de digestión, por lo que nuestro cuerpo tardará en volver a enfriarse.