Sequedad, falta de luminosidad, ojeras... ¿Qué señales avisan de una piel estresada?
Lucía SicreMadrid
El estrés también afecta a nuestra piel.Pixabay
El estrés también afecta a nuestra piel: pueden aparecer sequedad o descamaciones, erupciones y rojeces, ojeras, tono apagado...
Lo más importante es cuidarte por dentro y por fuera: descansa las horas adecuadas, aliméntate bien, haz deporte e introduce la meditación o el yoga en tu rutina
Además, la hidratación (por dentro y por fuera) es básica: puedes acudir también a alimentos o productos con vitaminas A, C y E para devolver la salud a tu piel
El estrés y la ansiedad afectan a nuestra salud de muy distintas maneras, algo lógico si tenemos en cuenta que los mecanismos de defensa que se activan cuando nos estresamos colocan a nuestro organismo en una situación de sobreesfuerzo. Nuestro cuerpo está preparado para ayudarnos a responder con eficacia ante posibles peligros pero, cuando la tensión y la urgencia se convierten en norma, el resultado es forzarnos a vivir en ese estado de alerta casi constantemente. El resultado es una probabilidad mayor de desarrollar todo tipo de enfermedades, perjudicando nuestro estado de salud a largo plazo. ¿Afecta también el estrés a nuestra piel? ¿Qué señales avisan de una piel estresada?
El estrés y la salud van de la mano, y la prueba más clara la encontramos al mirarnos al espejo cada mañana. No es raro llegar al fin de semana con claros signos de cansancio en nuestra piel y en nuestra expresión que pueden mitigarse tras una cura de sueño o unos días relajantes. Abandonar el estado de alerta en que vivimos, descansar correctamente y con calidad, alimentarnos bien (sin olvidarnos de la importancia de una buena hidratación, por dentro y por fuera), hacer ejercicio de forma regular... son gestos básicos para mantener una buena salud en general, también en lo que respecta a nuestra piel.
Si quieres aprender a identificar los signos del estrés en tu piel, toma nota de las señales que avisan de una piel estresada:
Descamaciones. Tal y como explica Matis, si tu nivel de estrés es elevado, es posible que aparezca sequedad en tu piel y que ésta llegue a tomar forma de descamaciones. La sequedad inusual es un síntoma bastante común de una piel estresada, por lo que si notas falta de hidratación cuando tu piel nunca ha sido seca, puede ser una señal de alarma.
Erupciones. Otra reacción posible ante el estrés es la aparición de erupciones cutáneas, un signo claro de estrés, especialmente si no es frecuente que ello te ocurra. Si notas picor, rojeces o una mayor presencia de espinillas, sospecha: intenta tomarte las cosas con más calma y cuidarte para revertir estos síntomas y devolverle la salud a tu cutis.
Ojeras. No hay signo más claro de cansancio y de estrés que las ojeras. Eso sí, hay personas que tienden a mostrar una piel oscurecida o hundida de forma regular. Lo importante es permanecer atento a los cambios que experimentes. Si la piel de tu cara se apaga y tus ojeras se pronuncian, es muy probable que necesites descansar y relajarte.
Falta de luminosidad. Otro síntoma claro de estrés en tu piel es notar un tono opaco y poco luminoso, algo que también se asocia a la falta de cuidado. Si pasas por una racha de mucho trabajo o estrés y notas que tu piel se resiente, puede ser un buen momento para frenar, tomarte un respiro y reservar parte de tu tiempo a cuidar tu piel: un buen masaje, hidratación, mascarillas... te ayudarán a poner el foco en tu bienestar y a recuperar la luminosidad perdida.
En cuanto a las sustancias que pueden ayudarte a recuperar la salud de tu piel se encuentran la vitamina A (básica para la renovación celular), la vitamina C (antioxidante y capaz de neutralizar los radicales libres) o la vitamina E (antioxidante que protege y revitaliza la piel). Sin embargo, lo más importante es atacar el problema de raíz: descansa las horas necesarias, intenta construir un ambiente relajado a tu alrededor, organiza mejor tus horarios, practica meditación o yoga, haz ejercicio y aliméntate adecuadamente: notarás la diferencia en poco tiempo.