Con la llegada del calor, entran ganas de comer alimentos más fresquitos, más ligeros. Como la sandía. Una pregunta que nos viene a todos a la mente a la hora de ingerir la fruta que nos acompaña en los días más tórridos de playa y piscina es: ¿Se pueden comer las pepitas?
Toda la vida, ha habido quien le ha quitado las pepitas al melón y la sandía y quien las ha comido como si nada. Se dice que pueden causar apendicitis o diverticulitis (una inflamación del intestino), pero lo cierto es que son bastante buenas para nuestra salud, por incómodas que puedan resultar de masticar. Tampoco harán que nos crezca una sandía en el estómago, como solían decirnos de pequeños, por si quedaba alguna duda.
Así lo señaló un prestigioso estudio que profundizó en este tema en el 2016, publicado en el International Journal of Nutrition and Food Sciences: las semillas de la sandía “son una fuente considerable de nutrientes en la dieta y pueden tener beneficios para la salud debido a su contenido de fibra, minerales, fenólicos y actividad antioxidante”, concluía.
Las semillas, al igual que la sandía, apenas tienen calorías y son ricas en muchos micronutrientes, entre ellos el cobre, potasio, magnesio, hierro, ácido fólico y zinc, muy importantes para el cuerpo y que pueden ayudarnos a controlar la hipertensión y la presión arterial.
Los expertos creen que también puede ayudar a los huesos por el contenido de estos minerales.
Todos estos beneficios se notan por dentro, pero también por fuera. Las semillas de la sandía contribuyen a mejorar la textura y la calidad de nuestro pelo y nuestra piel, ya que son antioxidantes.
Tanto es así, que el aceite de semilla de sandía se usa incluso para elaborar productos cosméticos, ya que es rico en rico en magnesio y zinc, que previenen la inflamación, en vitaminas A, B3, B6 y C, que reducen el tamaño de los poros de la piel y controlan la creación de grasa de la misma, ayuda a eliminar toxinas, equilibra el ph, previene el acné, hidrata mucho (por lo que se usa en cremas, champús y acondicionadores de pelo) y favorece la producción de colágeno.