La joven artista Yekaterina Surzhaninova es cada vez más conocida en Yakutsk, la región de Siberia (Rusia) que está acogiendo sus obras más recientes. En ellas retrata a personas locales de una de las ciudades más frías del mundo, así como paisajes que en el invierno se tiñen totalmente de blanco. Algunos de sus cuadros han sido pintados a -50 ºC y están siendo un éxito.
El lugar de procedencia de Katya (como abrevia su nombre y se hace llamar en redes sociales) es Chersky, según el diario ruso ‘News.Ykt.Ru’, una región más al norte incluso que su hogar actual, Yakutsk. El frío no le sorprende, y tampoco las dificultades que supone vivir en una zona del mundo remota y poco poblada.
Katya pinta desde paisajes gélidos como este de una cabaña en el distrito de Tomponsky, donde llegó con la ayuda de criadores de renos, hasta personas representativas de ‘tribus’ locales como esta niña con tatuajes de los llamados ‘chukchis’, que viven en los pueblos comprendidos entre el gélido mar de Bering y el mar de Chukchi.
Una de sus pinturas más famosas es, probablemente, esta que completa el paisaje realizada en Topolinoye, según ha indicado la artista en Instagram, donde los pescadores tienen que realizar profundos agujeros en el hielo para llegar hasta los peces de los lagos congelados.
“Todas las obras de Katya están impregnadas del aliento del Norte”, presentan sus exposiciones en Yakutsk.