Si algo nos une en estos tiempos difíciles es el deseo de que se acabe la cuarentena para poder salir de nuestras casas. "¿Qué es lo primero que vas a hacer?" es probablemente la pregunta más repetida y para la que todos tienen respuesta. Teniendo en cuenta que cuando volvamos a pisar la calle estaremos seguramente a finales de la primavera, es realista considerar darse el primer chapuzón nada más salir por la puerta. Si vives cerca de la playa, ya sabes dónde ir, pero si no es tu caso, aquí te dejamos una lista de parques naturales con lagos que te encantará.
En un lugar de La Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme… Se encuentran las lagunas de Ruidera, un lugar para perderse donde Don Quijote hubiera recuperado la cordura de no ser un personaje de ficción. Un paraíso en el límite entre Albacete y Ciudad Real donde la banda sonora es el agua que cae de las cascadas. Es uno de los sitios más a mano del centro de España para los que viven en Madrid, Teruel o el este de Andalucía. En verano lo suyo es aprovechar para practicar kayak o atreverse con el paddle surf.
Vivir en el norte de España tiene un inconveniente: llueve más. Pero el lado positivo y que compensa muchísimo es la naturaleza que lo adorna. En el Parque Natural Saja, en Cantabria, el aire es más puro, las montañas más escarpadas y la biodiversidad es más rica. Zorros, nutrias, lobos y, si tienes suerte, osos pardos. Fundamental para los que se vean con suficiente fondo es subir al mirador de La Cardosa. Por supuesto, aprovecha para bañarte en el nacimiento del Ebro.
Y del norte, al sur. Andalucía es conocida por su exquisita gastronomía, sus pueblos blancos, su acento, el arte de sus ferias o sus playas. Pero entre sus parques naturales, menos famosos que los de otras regiones de España, se encuentra uno muy variado que enamora a cualquiera. El Parque natural de La Breña y Marismas del Barbate es el más pequeño de la comunidad autónoma, pero su arena blanca y sus lagos turquesas se convierten en el destino perfecto en conjunción con sus acantilados y dunas. Además incluye una torre que fue un enclave importantísimo durante la Batalla de Trafalgar.
Y por último, pero no por ello menos espectacular, destacamos la Caldera de Taburiente, en la isla de La Palma. Su formación se debió a la erupción de un volcán, pero el agua abunda en el espacio natural. El desnivel que en algunas zonas es de 2.000 metros genera multitud de arroyos y cascadas que regalan un precioso sonido que se entremezcla con el de las aves. Eso sí, prepárate para caminar.
El Tajo y el Tiétar mojane este parque donde lo recomendable es plantarse a primera con la cesta del desayuno, la comida, y la merienda. Todo tiempo es poco. La UNESCO la nombró Reserva de la Biorfera hace casi dos décadas por su paisaje, sus águilas, los peces que nadan en sus aguas, sus madroños... Mires donde mires, te encantará este rinconcito de Cáceres.