Vista, olfato y gusto: consejos para degustar un vino estas Navidades

  • Degustar un vino apreciando todas sus características requiere, por encima de todo, atención y un uso consciente de los sentidos

  • La vista nos ayudará a apreciar las primeras características del vino: el olfato y el gusto trabajarán conjuntamente

  • Un truco consiste en mover el vino en nuestra boca suavemente para apreciar todos sus matices y sabores

La Navidad es tiempo de reuniones con nuestros seres queridos y, en la mayoría de ocasiones, elegimos hacerlo en torno a una mesa repleta de recetas típicas y dulces tradicionales, como el turrón. El vino no suele faltar en estos encuentros: de hecho, la temporada navideña es clave para el sector, que registra importantes ventas en forma de regalos y de provisiones en los hogares, así como en los establecimientos de ocio y restauración. Por eso puede ser un buen momento para aprender lo necesario cuando se trata de degustar esta bebida tan tradicional en nuestro país. Si es tu caso, toma nota de estos consejos para degustar un vino estas Navidades.

Cómo degustar un vino: consejos para sacarles el máximo partido

El mundo de la enología es sin duda amplio y complejo para quien quiera convertirse en un verdadero experto en la materia, pero para quienes no aspiren a un nivel de conocimiento tan profundo, puede bastar con conocer las notas básicas sobre cómo apreciar un buen vino sin morir en el intento. Para ello, debemos aprender cómo degustar un vino, y no hay mejor momento para hacerlo que el presente.

En realidad, siempre que probamos un vino lo estamos catando. Otra cosa es que saquemos verdadero partido a esta experiencia: para ello es necesaria una actitud reposada y consciente, deteniéndonos a apreciar todas las características del vino y prestándole la atención que se merece. A veces basta con tomar conciencia de nuestros sentidos y tomarnos con calma el momento de probar una referencia determinada, pero siempre será más fácil hacerlo si sabemos en qué factores podemos fijarnos y en qué orden es mejor hacerlo para que la experiencia sea lo más completa posible.

Tal y como explican desde Cono Sur, empresa del sector vinícola, en la cata de un vino se ven involucrados tres sentidos: vista, olfato y gusto. Si aprendemos a atender a lo que cada sentido nos puede contar sobre un determinado vino, seremos capaces de apreciarlo de forma integra.

  • Vista. Es el primer sentido en entrar en juego. Si el color es lo primero en lo que nos fijamos (un factor que nos habla de su edad y de su origen), también hay otros factores importantes que tener en cuenta, como la densidad del líquido, que podremos percibir al mover suavemente la copa a unos 45 grados. Es importante que utilicemos una copa de cristal transparente y que la sujetemos por el tallo para apreciar mejor todas estas características. Puede que en principio esta información no te diga nada, pero con el tiempo notarás la diferencia entre unos vinos y otros. La densidad tiene que ver, entre otras cosas, con la cantidad de alcohol que contiene esta bebida.
  • Olfato. Más información puede darnos el olfato. No hace falta agitar la copa: basta con acercarla a la nariz y moverla con suavidad para apreciar los matices de su contenido. Fijarnos en factores como su intensidad o intentar adivinar aromas puede ser un buen ejercicio para prepararnos para la prueba definitiva: el gusto. Muchas veces es la diferencia la que nos ayuda a detectar notas concretas en un vino u otro. Por eso las catas son un buen ejercicio para adentrarte en el mundo del vino. Fíjate en si se trata de un vino con un toque floral, si tiene aromas cítricos o a frutos rojos, si detectas un toque a madera, si detectas trazas minerales... Los vinos huelen al entorno en el que se crearon.
  • Paladar. Ya solo nos falta probar el vino. El primer sorbo es el más importante, y se recomienda mover el vino dentro de la boca para detectar todos los sabores que encierra. Pásalo con tu lengua de lado a lado e intenta concentrarte en los sabores básicos (salado, dulce, ácido y amargo) para identificar su equilibrio. La textura es otro elemento en el que a veces no reparamos. Hay vinos aterciopelados y otros más 'rugosos'. En cuanto a su sabor, en realidad, las sensaciones que nos produce el gusto van ligadas inevitablemente al olfato. En cualquier caso, fíjate en la sucesión de sensaciones: ¿Qué sabores percibe sen un primer momento y cuál es el gusto final? Tras tragar el vino, expulsa el aire por la nariz para determinar los aromas finales y evaluar su equilibrio y su persistencia, además de determinar su nivel de dulzor, acidez y taninos.

Por último, se recomienda realizar la cata en una habitación ventilada y luminosa, así como no llevar perfume y evitar olores externos. Si se van a catar varios vinos, deberás preparar una copa diferente para cada vino, así como disponer de agua para no mezclar sabores.