Existe una isla que está situada a escasos 35 kilómetros de la costa estadounidense de Los Ángeles que ha mantenido una estrecha relación con el mundo del cine y las celebridades de Hollywood. No solo ha sido lugar de escape de las estrellas de la gran pantalla sino que también ha sido escenario de grandes producciones como Tiburón o La Caza del Octubre Rojo.
Durante “la edad de oro” del cine, estrellas de la talla de Marilyn Monroe, Charles Chaplin o Clark Gable, vieron en esta isla como su lugar ideal donde descansar. Esta isla se encuentra en el estado de California, es la Isla de Santa Catalina.
Esta isla es un enclave paradisíaco que durante décadas se ha convertido en el refugio de numerosas estrellas. Hoy en día, es uno de los lugares más turísticos del sur de California
Santa Catalina tiene unos aires mediterráneos que recuerdan a los de Portofino. Es un lugar idílico para pasar unas largas vacaciones, donde se pueden ver parajes que se alejan del asfalto, donde incluso, los coches están prohibidos y la única manera de desplazarse es en bicicleta o carritos de golf.
Avalon, su capital, es el corazón de la isla, y la única ciudad auténtica de Santa Catalina. Se puede disfrutar de sus casas de colores al puro estilo mediterráneo y de su bahía con forma de media luna que evoca la Costa Azul. En esta ciudad se pueden encontrar numerosos restaurantes cuya especialidad es la cola de langosta a la mantequilla.
Entre las joyas que se pueden encontrar en la isla, está el Casino de Catalina, construido en 1929 con una arquitectura art déco que cuenta con una imponente cúpula. El edificio está dedicado a eventos y entretenimiento, albergando incluso, un cine con un sonido pionero y un salón de baile con una capacidad de 6.000 personas. Además, es sede de festivales anuales como el de jazz. También se puede disfrutar del hotel Bellanca, un edificio con un diseño retro inconfundible.
A pocos kilómetros de la villa, se pueden encontrar multitud de playas de arena blanca bañadas por las cristalinas aguas del océano Pacífico, como, por ejemplo, la paradisiaca Descanso Beach o la rocosa Pebbly Beach. En todas estas playas se pueden realizar numerosas actividades para poder disfrutar de unas vacaciones inolvidables.
Bucear en el océano para ver al garibaldi naranja, paseos en velero, travesías en catamarán, montarse en kayak o pasar un día de pesca pueden ser ejemplos de actividades que se pueden realizar en estas playas. Esta isla también tiene su espacio para los apasionados del golf, quienes pueden disfrutar de enormes campos para disfrutar de este deporte. Para quienes buscan más adrenalina, también hay tours en helicóptero o, también en parapente. En la isla de Santa Catalina hay multitud de actividades de lo más variadas y enfocadas en todos los tipos de turistas.
En el interior de la isla, el paisaje cambia completamente, ya que se los entornos agrestes son los que dominan. También se puede hacer un tour todoterreno, el Bison Expedition, para ver de cerca a los animales majestuosos que habitan en el interior del islote: los bisontes. Esto es algo que se puede hacer en muy pocas partes del mundo y es un destino muy especial y cotizado también por ello. Este tour transita caminos escarpados de Middle Ranch o Cape Canyon hasta llegar al mirador de Blackjack Mountain donde se puede ver como el océano Pacífico es el protagonista de todo el horizonte.
En cuanto a los bisontes americanos, unos imponentes animales de 600 kilos que andan por las laderas del islote, hay una curiosa historia detrás. En 1924, durante el rodaje de la película “The Vanishing American” (El ocaso de una raza), enviaron en cajas a 14 ejemplares a la isla. Hoy en día hay unos 90 ejemplares, pero se dice que llegaron a habitar la isla unos 524.
Toparse con estos bisontes es bastante difícil aunque se han convertido en un símbolo del lugar, y su figura aparece continuamente en la tiendas de souvenirs en forma de peluches, cuadernos, llaveros o camisetas.
Para llegar a esta isla, lo más sencillo es coger un ferry desde San Pedro, Long Beach o Dana Point, todos en tierra firme y dentro del núcleo urbano de Los Ángeles. Se tarda aproximadamente una hora en llegar a una de las joyas favoritas de las celebrities hollywoodienses.