Ruta por los mejores castillos visitables de España: de Segovia a Mallorca

El otoño es la época perfecta para cierto tipo de escapadas . De acuerdo, habrá quien prefiera la simplicidad del paseo, un trayecto por algún bosque bien conservado o una ruta vinícola con parada para darse un banquete y descansar, aunque si se trata de satisfacer ciertas fantasías medievales, España es el entorno ideal. Nada mejor (prometido) que dejarse caer en alguno de los imponentes castillos con los que contamos y disfrutar de la misma sensación que vivieron los antiguos cortesanos en las noches de almenas, torreones y justas de caballería.

Como predicaba el video viral que hoy es historia de Internet, a su manera:¿A quién no le apetece visitar una buena muralla del Siglo X? Hoy te sugerimos algunos de los mejores:

Loarre (Huesca)

En el siglo XI, este bastión fue clave en la expansión cristiana durante la Reconquista. Está considerado por muchos como uno de los castillos románicos mejor conservados de Europa.

A nivel arquitectónico, es un ejemplo destacado de castillo monástico, con capillas y dependencias religiosas en el interior. La Torre del Homenaje, de planta cuadrada, es uno de los elementos más visibles y ofrece unas vistas espectaculares de la llanura de Huesca, en el entorno del pirineo aragonés. El buen estado de conservación le ha permitido ser escenario de películas como "El Reino de los Cielos". La sensación es compartida para muchos visitantes. De pronto, se sienten dentro de una auténtica fortaleza medieval.

Peñafiel (Valladolid)

Su forma alargada, que recuerda a un barco, lo convierte en una silueta reconocible en la distancia de la meseta castellana. Es un ejemplo paradigmático de la arquitectura militar cristiana que floreció la Reconquista. Su ubicación estratégica sobre una colina permitía controlar el curso del río Duero y las rutas comerciales de la época.

Hoy es la sede del Museo Provincial del Vino, lo que le da un punto añadido de interés para los amantes del enoturismo. El paseo por las salas permite admirar la estructura militar original. Como punto destacado, la torre del homenaje, de 34 metros de altura. La vista desde sus almenas es sencillamente espectacular.

Alcázar de Segovia

Una imagen icónica para los aficionados a las rutas por almenas, torreones y dependencias palaciegas. Tiene su origen en el siglo XII, aunque fue ampliado y renovado en múltiples ocasiones, sobre todo durante los reinados de los Reyes Católicos.

Con el paso de los siglos se ha utilizado como residencia real, academia militar y prisión, y fue inspiración confesa de Walt Disney para crear el famoso castillo de la Cenicienta. Dentro, el visitante no puede perderse la decoración mudéjar y gótica, visibles sobre todo en la Sala de los Reyes y la sala del trono. Cuenta, además, con la capilla de la Torre de Juan II, y, por supuesto, las vistas del acueducto. Imperdible.

Perelada

Lo que hace realmente especial a esta fortificación del siglo XVI es su doble función: el aspecto defensivo exterior, con torres y murallas, y que es la sede de Bodegas Perelada y el Festival internacional de música del pueblo.

Destacan las dos torres cilíndricas de la entrada, las partes más antiguas del conjunto.

En el interior, el visitante puede recorrer los jardines y el Museo del Vidrio y del Vino. A destacar la colección: objetos antiguos y más de 10.000 libros relacionados con la vinicultura. Los jardines están cuidados hasta el último detalle y ofrecen un espacio perfecto para un último paseo al atardecer. Visita terminada, y felicidad.

Manzanares el Real

La caballeresca medieval y el humanismo renacentista se dan cita dentro de estas murallas tan bien conservadas como imponentes, a los pies de la Sierra de Guadarrama, junto al embalse de Santillana. Es uno de los puntos de visita obligada en la mayoría de rutas turísticas de la Comunidad de Madrid.

Fue construido en el XV por orden de la familia Mendoza. Lo terminó el arquitecto Juan Guas, y destaca por ser una mezcla de fortaleza militar y residencia palaciega con dos añadidos que gustarán a quienes amen la iconografía medieval: un jardín en forma de laberinto y un huerto de plantas medicinales.

Olite (Navarra)

La gran diferencia frente a otras fortificaciones medievales es su diseño, mucho más orientado a la estética que a la defensa militar. Torres cilíndricas, pasadizos en penumbra, estancias que parecen conectarse de manera caprichosa, más propias de un cuento de princesas y guisantes.

Durante el siglo XIII fue residencia real, bajo el reinado de Carlos III el Noble. El rey tenía una visión que no ahorraba en lujo y confort para sus cortesanos, lo que le llevó a dotarlo de jardines colgantes, fuentes y estanques. Algunos cronistas de la época lo describen como uno de los palacios más fastuosos de Europa; un lugar lleno animales exóticos, con jirafas, leones y hasta un zoológico real.

Tossa de Mar (Girona)

A diferencia de otros castillos, el de Tossa está integrado en el casco antiguo del pueblo, a orillas del mar, lo que ofrece una experiencia distinta al visitante, más acostumbrado a la piedra y tierra árida de la meseta.

Aún conserva parte de su estructura defensiva, aunque el acceso a algunas áreas está limitado por su integración con las viviendas locales. Hoy en día, se ha integrado en el paisaje urbano de Tossa de Mar y el laberinto de calles adoquinadas, a los pies de las murallas. El conjunto cuenta con un museo discreto que ofrece información sobre la historia de la fortaleza y la vida en la villa durante la Edad Media.