Con sus temperaturas más frescas y paisajes cambiantes, el otoño se convierte en una estación ideal para disfrutar del arte, la historia y la cultura en museos de todo el mundo. Es el momento perfecto para sumergirse en experiencias artísticas, ya que, durante esta temporada la multitud de turistas empieza a reducirse haciendo que se puedan apreciar y explorar colecciones artísticas con mayor tranquilidad.
El otoño se convierte en una temporada mágica para visitar museos, ya sea que prefieras la majestuosidad histórica del Louvre o el arte del siglo de Oro del Prado, la combinación de temperaturas agradables, menos multitudes y un paisaje natural en transformación ofrecen la atmósfera perfecta para disfrutar del arte sin presiones.
Este museo es una parada obligatoria en cualquier visita a París. El otoño le otorga un encanto especial: los jardines que rodean al museo, como el Jardín de las Tullerías, se transforman en un espectáculo de colores otoñales con hojas doradas y naranjas que crean un contraste precioso con la elegancia del edificio.
El Louvre alberga en su interior algunas de las obras de arte más famosas del mundo, como pueden ser la Mona Lisa o la Venus de Milo, pudiendo disfrutar de ellas sin tener que soportar las aglomeraciones de meses como julio o agosto. Además, las colas para ingresar son más cortas lo que permite a los visitantes disfrutar de una experiencia más relajada.
Por otro lado, el museo suele realizar exposiciones temporales que suelen destacar a artistas contemporáneos o revisitar periodos históricos desde una perspectiva nueva.
El conocido popularmente como el “Met” es uno de los museos más grandes y completos del mundo. Ubicado junto a Central Park, este museo ofrece no solo una excepcional colección de obras que abarcan más de 5000 años de historia, sino que en estos meses, también un entorno otoñal encantador.
Una de las ventajas de visitar este museo en otoño, es que la ciudad de Nueva York se vuelve más acogedora, a pesar de seguir siendo bulliciosa. Las temperaturas frescas permiten disfrutar de las diversas colecciones del museo que incluyen desde arte egipcio hasta arte moderno.
Además, el Museo Metropolitano de Arte también organiza cada otoño eventos especiales como charlas, conciertos o exposiciones temáticas lo que hace que la visita sea mucho más enriquecedora.
Otro de los grandes museos del mundo del arte es el Museo del Prado, y en Madrid, el otoño trae un clima ideal para visitarlo. Las calles se llenan de una luz dorada que realza los edificios históricos y los parques. El Paseo del Prado se convierte en un escenario perfecto para una tarde de paseo tras una visita al museo. La calma de esta temporada hace que la visita al museo sea algo tranquilo y pausado de lo que disfrutar.
Este museo es famoso por su colección de obras maestras del Siglo de Oro español, con ilustres pintores como Velázquez, Goya o El Greco cuyas pinturas adornan sus paredes. Durante los meses de otoño, se pueden encontrar exposiciones temporales que destacan aspectos menos conocidos de estos grandes artistas o, por otro lado, invitan a descubrir la influencia de corrientes artísticas de otras partes del mundo.
La capital nipona es conocida por sus cerezos en flor durante la primavera, pero el otoño también transforma la ciudad en una maravilla visual. El Museo Nacional de Tokio es un destino ideal para experimentar la mezcla de naturaleza y cultura de esta estación. Los jardines del Parque Ueno, donde está ubicado el museo, se vuelven de un rojo vibrante, lo que deja al visitante una estampa mágica antes de sumergirse en el museo.
Este museo alberga la colección de arte japonés más antigua y completa de todo el país, con piezas que datan del período prehistórico hasta arte contemporáneo. También, durante estos meses, se organizan exposiciones especiales que suelen centrarse en la relación entre la naturaleza y el arte, un tema muy recurrente en la cultura nipona. Además, es común que el museo ofrezca a sus visitantes actividades al aire libre como ceremonias de té o demostraciones de caligrafía.
Los Museos Vaticanos son una joya en cualquier época del año, pero el otoño les otorga una calma y serenidad que no se suelen encontrar en otras estaciones. El ajetreo veraniego se va para dar paso a una época más tranquila donde el Vaticano se vuelve más accesible, permitiendo una visita menos abarrotada a la Capilla Sixtina, los frescos de Rafael y a la inmensa colección de arte que se encuentra en sus galerías.
Estos meses de otoño le dan a los patios interiores del Vaticano una suave luz de la tarde que aporta una atmósfera casi mística que hace que la visita sea inolvidable. También es el momento ideal para disfrutar de las vistas desde la cúpula de la Basílica de San Pedro, cuya panorámica de Roma es impresionante.