No cabe duda de que el puente de diciembre es una estupenda oportunidad para pasar unos días fuera de casa y hacer un viaje antes de Navidad. A fin de cuentas, en 2023 se pueden encadenar hasta cinco días consecutivos que facilitan el desplazamiento a casi cualquier rincón del territorio español. Por lo tanto, podemos afirmar que estamos ante unas fechas perfectas para visitar los pueblos más bonitos de España.
A continuación apuntaremos algunos de los destinos más atractivos para disfrutar en el puente de diciembre, es decir, algunos de los pueblos más bonitos de España. Obviamente faltan muchos, pues no son pocos los municipios que cuentan con un encanto especial.
Eso sí, si tenemos en cuenta que el pasado año se superaron los 13 millones de desplazamientos en nuestro país, es muy probable que cada viajero se encuentre con otros muchos visitantes, con lo que conviene estar mentalizados de que el atractivo turístico de estos destinos atraerá a mucha gente. Dicho esto, a continuación apuntamos algunos de los pueblos más bonitos de España para visitar en el puente de diciembre 2023 –de los muchos que hay–.
En el Pirineo Oscense también es posible trasladarse al Medievo en la villa de Aínsa, esculpida en piedra en medio de las montañas. Sus murallas –y sus puertas–, así como la Plaza Mayor y la iglesia de Santa María son imprescindibles.
Teruel es dueña de parajes de enorme belleza, pero si hablamos de pueblos más bonitos hay que nombrar por encima de todos Albarracín. Su casco urbano sorprende por la homogeneidad de sus edificios, entre los que destacan el castillo, la catedral y la plaza mayor. Por lo tanto, el visitante debe perderse por sus calles y descubrir rincones de innegable encanto.
En el Parque Natural Saja-Besaya hallamos un pueblo que bien podría ser catalogado como museo, toda vez que sus edificaciones fueron declaradas conjunto histórico-artístico. Recorrer esta pequeña población, además de un placer, es abrir una pasada al pasado montañes de esta zona de Cantabria.
Contemplar su puente románico junto con las dos torres defensivas sorteando el río Fluvià es un motivo más que suficiente para visitar esta localidad geronesa. No obstante, Besalú ofrece mucho más en su interior, con sinuosas calles que invitan a imaginar escenas medievales.
Más que por sus edificaciones en piedra, propias de los Picos de Europa, el pueblo de Bulnes destaca por el lugar idílico en el que está situado. De hecho, hasta él solo es posible llegar caminando durante una hora o montando en funicular.
En esta pequeña población soriana casi se puede oler la historia. Según apunta el mito histórico, allí los ejércitos cristianos consiguieron doblegar al invencible Almanzor. Y aunque no se sabe a ciencia cierta si ocurrió o no, lo que sí podemos comprobar es la belleza de las pedregosas calles medievales que recorren la villa hasta la fortaleza que vigila todo el valle.
Sobre el cerro de La Muela se eleva el imponente Castillo de los Duques de Frías y junto a él, uno de esos pueblos que merece la pena ser visitado. Frías es un destino clave cuando se recorre la provincia de Burgos y no es de extrañar, puesto que ofrece una panorámica difícil de olvidar.
Menos conocida que otras poblaciones como La Alberca o Miranda del Castañar, la villa de Mogarraz las supera en encanto. Situada en la Peña de Francia salmantina, en sus calles encontramos recovecos que invitan a hacer numerosas fotos, pues allí parece que se ha detenido el tiempo. Desde hace unos años además se pueden observar sobre las fachadas de las casas, los retratos de antiguos mogarreños realizados en la década de los 60 del pasado siglo.
Otro destino perfecto para el puente de diciembre es la Alpujarra granadina. Allí es posible recorrer pueblos dan forma a un paisaje único. Uno de ellos es Pampaneira, cuyas casas blancas y chimeneas roban el corazón a quienes se aventuran por sus empinadas calles.
Aunque alguna vez hay que deleitarse con la Noche de las Velas de Pedraza, lo cierto es que esta localidad segoviana siempre es un destino recomendable por el que pasear. En sus calles encontraremos edificios centenarios y una Plaza Mayor que merece ser fotografiada.
A pesar de que es uno de los destinos más conocidos del Levante español, esta localidad castellonense destaca por un casco histórico que parece esculpido retando al mar. En él merece una mención aparte el castillo templario del Papa Luna, que terminó de construirse en el año 1307.
Su nombre ha sido el germen de que se conozca como el pueblo de las tres mentiras, porque no es ni santa, ni llana, ni tiene mar. Sin embargo, lo que no es mentira es que se trata de uno de los pueblos más bonitos de Cantabria y de España. Famoso por su colegiata, recorrer su casco antiguo es una delicia para todos los sentidos.