Con las altas temperaturas de verano lo que más apetece es tomar bebidas frías y refrescantes, incluidos los tragos y cócteles. Por ello, es habitual que algunos añadan hielo al vino, aunque sea un pecado para los sommeliers o congelar las botellas de agua, una acción poco recomendable y hasta peligrosa.
Lo mismo ocurre con las bebidas alcohólicas, pues queremos que se mantengan frías durante un largo periodo de tiempo, por eso optamos por guardarlas en el congelador. Sin embargo, no llegan a congelarse del todo o, al menos, es prácticamente imposible que lo logremos en el congelador que todos tenemos en casa.
¿A qué se debe esto? Descubre a continuación por qué algunas bebidas alcohólicas no se congelan.
Algunas bebidas alcohólicas son más resistentes al congelamiento que otras, pero todas comienzan a congelarse a una temperatura más baja que el agua.
Por ejemplo, la cerveza o el vino, son dos bebidas que pueden llegar a congelarse, debido a que tienen una graduación baja de alcohol, algo que no ocurre con tragos como el whisky, el vodka, la ginebra, entro otras.
Las bebidas que contienen un alto contenido de alcohol que suelen superar los 20 grados, necesitan ser congeladas en un aparato que alcance temperaturas de -40 °C, algo que no suele suceder en un refrigerador doméstico.
Por otra parte, expertos advierten que el alcohol congelado es una mezcla peligrosa que puede afectar a la salud. La congelación aumenta la concentración alcohólica de la bebida, lo que lleva a una mayor intoxicación. Además, el alcohol congelado es más difícil de digerir, lo que puede provocar vómitos y dolores de cabeza.