Las rotondas más raras de España

Señal vertical de entrada a una rotonda

A nivel vial, la principal ventaja de las rotondas es que reducen el número de colisiones frontales y mejoran el flujo de tráfico. Sin embargo, en ocasiones estas funciones principales acaban siendo superadas y lo que nos encontramos al transitar por ellas son experiencias que no pasan desapercibidas, con rotondas muy raras en España que son una mezcla de originalidad y, en muchas ocasiones, creatividad mal entendida. Vamos a repasar algunos de los casos más extraños de glorietas en nuestro país.

La rotonda más grande de Europa está en España

Comenzamos este repaso por la rotondas más raras de España con una que se sale de lo normal en cuanto a sus dimensiones, superando con creces el diámetro al que estamos acostumbrados. Hasta tal punto, de que es considerada la glorieta más grande de Europa. Está situada en Badajoz, en la comarca de La Siberia. Es tan grande porque rodea completamente el Cerro Masatrigo, que se sitúa cercano a la desembocadura del rio Guadalemar en el río Zújar, en el término municipal de Esparragosa de Lares.

Su diámetro de 780 metros la convierte en la más grande del continente europeo. Está situada entre los kilómetros 26 y 28 de la carretera comarcal EX-322, que une los pueblos de Puebla de Alcocer al norte y Cabeza del Buey al sur. Su construcción no se debe solamente a una idea grandilocuente, sino que era necesaria pues el cerro está bañado por las aguas del Embalse de la Serena. Como el embalse anegó la antigua carretera que comunicaba los dos pueblos citados, en la construcción de la nueva se optó por esta solución, con un acceso norte a través del terreno todavía no inundado y en la conexión sur con un puente de una longitud de 665 metros sobre el terreno inundado.

Decoraciones tan peculiares que distraen a los conductores

En otro grupo de rotondas particulares que tenemos aquí en España podríamos colocar aquellas cuya decoración en el medio de la glorieta no puede pasar desapercibida. Un gran ejemplo es la llamada “Ciberglorieta de Vigo”. Como una muestra más del gusto de Abel Caballero, alcalde vigués por la luces (no solo en Navidad), esta cuenta con un mural LED 360 grados que el político definió que sería “como Times Square”. Nada más lejos de la realidad, pues pese a su particular idea, el mural de cinco metros de diámetro y casi dos metros de altura apenas ha sido utilizado incluso tras haber llevado a cabo hasta proyecciones de películas. Ni siquiera las fuentes con luces que la acompañan hacen de la Rotonda de Rosalía de Castro nada similar a la plaza más conocida de Nueva York.

En Jaén, más concretamente en lo que ahora se conoce como la Avenida de Antonio Pascual Acosta, la antigua carretera de Torrequebradilla, encontramos la obra del artista José Fernández Ríos, que fue el encargado de decorar el centro de dicha glorieta. Para ello, realizó unas esculturas con señales viales como materiales. Reciclando estos elementos, el artista representa dos pavos reales de grandes dimensiones que no son del agrado de todos los vecinos, muy críticos tras su instalación.

En la ciudad madrileña de Leganés, que cuenta con un número muy elevado de rotondas, se apostó por la originalidad para decorar muchas de sus glorietas. Tenemos que destacar dos que sobresalen con respecto a las otras. La primera de ellas es la conocida como “ rotonda de la montaña rusa”, situada en la entrada norte de la avenida de Carabanchel. Efectivamente, su decoración recuerda a las atracciones de los parques temáticos y es imposible no fijar la vista en ella, aunque eso suponga un riesgo para la seguridad vial. Tampoco puede pasar desapercibida la “rotonda del Lago Ness”, en la que se ha construido una escultura gigante del escultor toledano Eladio Mora-Granados con la que el municipio madrileño no solamente quiso llamar la atención, sino homenajear su semejanza fonética con la conocida localidad escocesa. Para más inri, el monstruo representado no es 'Nessie', sino que se le conoce como 'Nensi'.

Obra también de Eladio Mora-Granados, cuyo nombre artístico es dEmo, es la “rotonda del osito gominola” que podemos encontrar en Boadilla del Monte, Madrid. Si pasamos por ella, ubicada en la carretera que une la carretera Boadilla-Majadahonda (M-516) con la M-50, nos recibirá un inmenso oso verde de siete metros de altura que está realizada en fibra de vidrio y poliéster y fue instalada en el año 2006. Como curiosidad, se instaló en Miami una réplica del mismo artista, solo que el oso es de color rojo y cuenta con una decoración con la bandera de la Comunidad de Madrid pintada.

¿Por qué se construyó una rotonda aquí?

Otra categoría de rotondas tan extrañas que es imposible no distraerse al pasar por ellas es cuando lo que hay en el medio de su circunferencia no nos entra en la cabeza que esté ahí dentro. Uno de los principales ejemplos lo encontramos en Villanueva de la Cañada, Madrid. En este pueblo conocido por su parque acuático se decidió construir una rotonda que bordeara el antiguo cementerio. De este modo, el camposanto ha quedado como la peculiar decoración en medio de la misma, pues ahora mismo este ya no admite más entierros y solamente permite visitas a quienes ya están enterrados allí.

Más grave es lo sucedido en El Ejido, Almería, donde se decidió aprisionar unas antiguas ruinas de un monumento funerario romano, El Daymún, dentro de una rotonda. Se trata de unos restos “construidos con mampostería de sillarejo y mortero, sobre los que se ubica una cubierta con bóveda de cañón, siendo la cubierta exterior plana y con vertiente a dos aguas”, según podemos leer en la descripción de Turismo de Andalucía. El plan de urbanismo decidió seguir adelante con la idea de instalar una rotonda en esta ubicación, lo que incluso provocó sanciones por aislar el monumento sin el permiso de Patrimonio Nacional.

Por último, vamos a detenernos en Villar de Omaña, un pueblo leonés de apenas 30 habitantes que pasaría desapercibido de no ser por la peculiar rotonda que tienen. En este caso, en medio de la glorieta hay una piscina municipal. Según el responsable de su instalación, el alcalde que había cuando se instaló en 2015, Manuel Rodríguez, “es un estanque en mitad del pueblo, el típico pilón que había, que lo hicieron más grande y redondo y que los niños lo usan como nosotros hacíamos antes en el río”.