Conducir con la música a un volumen elevado es una práctica habitual en las carreteras españolas, pero pocos conductores son conscientes de sus implicaciones legales y de seguridad. Aunque la Dirección General de Tráfico (DGT) no ofrece datos concretos sobre el número de sanciones impuestas por este motivo, la contaminación acústica generada por vehículos es una preocupación creciente en muchas ciudades. 

En países como Francia, ya se han implementado radares antirruido para multar a conductores que excedan los niveles permitidos, una medida que podría extenderse a España en el futuro. Más allá del marco legal, diversos estudios han demostrado que el ruido excesivo dentro del vehículo puede aumentar el tiempo de reacción del conductor y reducir su capacidad de atención a los sonidos del tráfico, como bocinas o sirenas de emergencia, incrementando así el riesgo de accidentes. 

Por ello, es crucial conocer qué dice la normativa española sobre este comportamiento, qué multas pueden imponerse y cómo evitar sanciones que, dependiendo del municipio, pueden alcanzar hasta los 3.000 euros.

En España, no existe una ley específica dentro del Reglamento General de Circulación que prohíba expresamente conducir con la música alta. Sin embargo, las sanciones por esta práctica pueden derivarse de varias normativas que regulan tanto la seguridad vial como la  contaminación acústica. De esta manera, en el  Reglamento General de Circulación, en su artículo 18.1 se establece que el conductor debe "mantener su propia libertad de movimientos, el campo necesario de visión y la atención permanente a la conducción". Si la música excesivamente alta se considera una distracción que afecta la conducción, puede dar lugar a una sanción de 100 euros sin retirada de puntos.

Si nos fijamos en el artículo 10, en el que se regula las emisiones sonoras, se especifica que ningún vehículo puede superar los niveles de ruido permitidos. Circular con la música a un volumen que exceda estos límites puede ser considerado una infracción grave.

Sin embargo, las multas más severas suelen derivarse de normativas locales sobre contaminación acústica. Cada ayuntamiento puede establecer sus propios límites de decibelios y sancionar a los infractores con multas que oscilan entre 90 y 3.000 euros, dependiendo del municipio y la reincidencia.

El importe de la sanción dependerá de la normativa que se aplique en cada caso. Por ejemplo, una multas por distracción al volante (DGT - Art. 18.1 del Reglamento de Circulación) serían 100 euros, sin pérdida de puntos, si el agente considera que el volumen de la música afecta la capacidad de conducción. En el caso de una multa por contaminación acústica supondria entre 90 y 300 euros por superar en 4-7 decibelios los límites de ruido establecidos o entre 600 y 3.000 euros si el volumen del sonido provoca molestias graves, especialmente en zonas residenciales o durante la noche.

Las multas por interferencia con señales acústicas (DGT - Art. 11.1 del Reglamento de Circulación) serían 200 euros y pérdida de 3 puntos, si el volumen de la música impide percibir señales acústicas esenciales, como sirenas de ambulancias o bocinas de otros vehículos.

Hay que resaltar que existen situaciones en las que la sanción por conducir con la música alta puede agravarse, como cerca de hospitales, colegios o residencias, durante la noche o en zonas residenciales, o si se recibe una denuncia vecinal. Además la reincidencia endurece las sanciones.