A diario nos encontramos, por desgracia, con multitud de casos de personas sin corazón que maltratan brutalmente a sus mascotas o que las abandonan a su suerte cuando no pueden (o no quieren) hacerse cargo de ellas.
Por suerte, también encontramos la cara opuesta de la moneda: gente bondadosa y solidaria que tiene por lema que “el amor no entiende de especies” y que no escatima dinero ni esfuerzos para ayudar a los más necesitados, aunque el que necesite la ayuda sea un cabrito con parálisis cerebral.
Es el caso de las voluntarias de la protectora Os Biosbardos de Ponteareas, Pontevedra, que hace 9 años le salvaron la vida a Cas, un perrito que sufrió un terrible atropello y que, debido a la gravedad de sus fracturas, tuvieron que amputarle las dos patas del mismo lado.
Pese a que los especialistas les recomendaron practicarle la eutanasia, ellas no se rindieron, apostaron por Cas y, desde entonces, han colaborado sin descanso para que el can llevase “una vida plena, feliz y sin ningún tipo de limitación”, aseguran.
Sin embargo, el equilibrio del animal ya no es el mismo que antaño, y con los años ha perdido la calidad de vida que llegó a conseguir con la ayuda y el amor de sus cuidadoras, quienes exponen (a través de su perfil de Instagram): “Ahora Cas ya empieza a ser mayor y necesita una silla adaptada a sus necesidades, cosa que es muy difícil al no ser un caso normal, necesitamos alguien que controle y sepa hacerle una adaptada a él”.
Las voluntarias piden que se dé difusión a la publicación e incluso apelan a la posibilidad de que los ingenieros de una conocida marca de vehículos, que ya han hecho algo similar para otro peludo, puedan darle a Cas este “merecido regalo de Navidad”.
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