La asociación animalista Haiekin ha exigido que se suprima la fiesta de 'La Suelta de la Gata Negra' que se celebra cada 16 de agosto en el localidad de Carasa, en el municipio cántabro de Voto. Para ello, esta entidad ha informado en un comunicado que ha registrado sendos escritos a la Consejería de Fomento, Ordenación del Territorio y Medio Ambiente del Gobierno de Cantabria y al Ayuntamiento de Voto.
Haiekin ha solicitado a ambas administraciones que aseguren que no se celebra este festejo que, según ha señalado la asociación, "queda prohibido" tras la entrada en vigor de la Ley 7/2023, de 28 de marzo, de Protección de los Derechos y el Bienestar de los Animales. Esta fiesta centenaria se celebra en Carasa cada 16 de agosto y data de la Edad Media cuando a los gatos negros se les consideraba un símbolo de mal agüero, con poderes mágicos y vinculados a la brujería.
Aunque se sigue manteniendo la suelta, no siempre ha sido una gata negra, y el festejo consiste en soltar una gata en la vía pública y observar la dirección de su huida. Previamente a la suelta, el felino es introducido en un transportín y trasladado en una carroza, desde el barrio de Rioseco a la plaza de Carasa, donde hay una ceremonia que puede durar más de dos horas.
"Al final, se suelta a la gata, que sale del transportín aturdida y desorientada y echa a correr despavorida. El animal en su huida cruza la carretera, con el consiguiente peligro para él y el tráfico. Esta suelta también puede conllevar que el felino no sea localizado, que se quede perdido", han advertido desde la entidad animalista.
La presidenta de la asociación Haiekin, Ana Moreno, ha considerado en el comunicado que "el conjunto del festejo, es decir, la fanfarria que le acompañaba en todo el evento, más la gran concentración de personas y griterío, ruidos y petardos, generan en la etología de un felino un profundo estrés, a todas luces innecesario". La asociación de veterinarios Avatma ha elaborado un informe veterinario exhaustivo de lo que implica este evento para cualquier gato.
Aunque ha señalado que "afortunadamente, tras varias denuncias, la fiesta se ha suavizado porque años atrás el felino era transportado dentro de un saco y lanzado al público, desde más de dos metros de altura y, en su escapatoria, sufría diversas patadas".Pese a ello, Haiekin solicita que este festejo "se adapte a los nuevos tiempos y sustituyan al animal por una persona disfrazada o un muñeco".
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