El día 8 de agosto se celebra el Día Internacional del Gato, uno de los animales domésticos más queridos a nivel planetario. Sin embargo, por muy bellos, limpios, independientes y ronroneantes que sean, hay algunos que nunca son adoptados. Se trata de los gatos con inmunodeficiencia felina, un virus que, según la AVEPA, afecta a las células del sistema inmunológico, destruyéndolas o dañándolas, lo que causa un deterioro gradual de la salud del animal. Coloquialmente, dicho virus sería similar al VIH en humanos y puede contraerse tanto a través del feto (y ser una condición de nacimiento) o de gato a gato, a través de la sangre o el lamido de heridas comunes que puedan producirse en cualquier pelea.
Sea cual sea su origen, en la asociación ALBA saben que son gatos a los que no les suelen encontrar una familia. Mucho más cuando el refugio que los cuida informa debidamente a los futuros dueños de la enfermedad del animal: "Aunque al adoptante, que llega con toda su buena intención, le enseñemos el gato más bonito del mundo, cuando le decimos que es positivo en VIF, ya no le dan ninguna oportunidad. Estos gatos se vuelven invisibles, así de duro es. Tampoco son adoptados por dueños que ya tienen otro gato, por temor al contagio, que no se tiene por qué dar. Son gatos que no existen", explican desde ALBA a Informativos Telecinco web.
Sin embargo, hay una de sus integrantes que desafía la invisibilidad de las que tanto nos hablan. Maribel es una voluntaria de ALBA que tiene en su casa 9 gatos y 8 de ellos tienen inmunodeficiencia. Del total, tres son adoptados y los otros 6 están en régimen de acogida, por lo que los gastos de estos últimos corren a cuenta de la asociación. La integración de los "inmunos" en su casa es tal, que hasta conviven perfectamente con una gata sana, con la que tienen compatibilidad: "No pasa nada por tener gatos sanos con gatos inmunodeficientes, siempre y cuando no se peleen. Sólo hay que hacer un buen periodo de adaptación para que convivan en armonía", dice esta generosa cuidadora, que saca adelante la vida de 9 gatitos gracias a la inestimable ayuda de sus hijas.
En cuanto a las diferencias de criar a un gato con y sin VIF, éstas no son tan aparatosas como se pueda pensar: "Al tener las defensas más bajas, se pueden poner malos con más facilidad. Cogen algún resfriado más o tienen, habitualmente, problemas de boca. Pero, vaya, nada que no se resuelva con un antibiótico o un analgésico. El resto de los gastos son la comida, la arena, ect; los mismos que pueda tener otro gato cualquiera, explica Maribel.
Ella, que tiene gatitos "inmuno" ya con diez años de vida, está totalmente comprometida con su cuidado, pero en ALBA todavía hay a un gato de estas características que no ha encontrado dueño. Se llama Almanzor y fue recogido tras haber sido atropellado. De no ser adoptado nunca, se verá obligado a vivir "en un reducido espacio" y, por ello, desde ALBA, quieren encontrarle el hogar que se merece.
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