Las autoridades españolas siguen tratando de recabar pruebas en el caso de Ana Knezevich, la mujer estadounidense de origen colombiano de 40 años que desapareció el pasado 2 de febrero en el barrio de Salamanca de Madrid mientras afrontaba su divorcio y cuyo exmarido, David Knezevich, fue encarcelado en Florida como su presunto asesino. El cuerpo de la mujer sigue sin ser hallado, lo que es crucial para poder esclarecer el crimen.
David, con nacionalidad serbia y estadounidense (Ana también tenía doble nacionalidad), ha sido procesado por ahora por un delito de secuestro y continúa en prisión provisional, comunicada y sin fianza. Al no haberse encontrado el cadáver, no se le puede acusar de homicidio o asesinato. Se ha llegado a informar de que podría enfrentarse incluso a la pena de muerte de resolverse el asesinato, ya que Florida es uno de los estados en los que la pena capital sigue vigente.
La Policía española, en colaboración con la estadounidense y la serbia, está analizando el coche que alquiló David para ir y volver de Serbia, su país natal, a Madrid. Su arresto se produjo el pasado mes de mayo en el Aeropuerto Internacional de Miami tras volar de Europa a Estados Unidos. El juicio podría celebrarse en dos meses.
Los agentes del grupo de Desaparecidos y de la Unidad Central de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV) sospechan que David, empresario al que conocen como Dusan, de 36 años, viajó de Miami a Europa únicamente para asesinar a su expareja, con la que estaba en pleno proceso de divorcio desde hacía numerosos meses y con la que no lograba alcanzar un acuerdo para el reparto del patrimonio. Tanto Ana como David, que vivieron juntos en Fort Lauderdale hasta su separación y mantuvieron una relación matrimonial de más de una década, contaban con una gran fortuna gracias a sus negocios.
Los investigadores han determinado que David Knezevich viajó de Serbia a Madrid con un coche de alquiler y asesinó a Ana María Knezevich (apellido de casada) Henao en la vivienda de la calle Francisco Silvela, número 65, en la que la mujer vivía en febrero, mientras buscaba un nuevo piso en la capital. El acusado sería el varón que apareció con un casco de moto y que pintó con un espray negro las cámaras de vigilancia del bloque. Los agentes creen que el arrestado acabó con su víctima por asfixia y que la metió en una maleta antes de emprender su vuelta a Belgrado. Cabe destacar que la Policía Científica no halló sangre ni ningún elemento indiciario del crimen en el domicilio del barrio de Salamanca.
David alquiló el pasado 29 de enero en Belgrado un Peugeot 308 de color azul que no tenía GPS incorporado y que no fue devuelto a tiempo. El acusado tenía que llevarlo a la oficina el 17 de febrero, pero alertó a la empresa de arrendamiento de que seguiría con él hasta el 24 de marzo y avisó de que había tenido que "tintar los cristales del coche" porque le molestaba la luz del sol. Finalmente, entregó el vehículo el 15 de marzo y dijo que no pudo hacerlo antes porque sufrió un percance al haberse quedado dormido. En la oficina de alquiler se comprobó que David había recorrido con el turismo un total de 7.700 kilómetros. El coche tenía el 29 de enero 77.053 kilómetros registrados, y al regresar marcaba 84.730.
El citado Peugeot 308 está siendo analizado al detalle por agentes de España, Estados Unidos y Serbia. Se han tomado numerosas muestras del interior del vehículo, así como de la vivienda del sospechoso. Entre otros elementos, se ha hallado ropa con una mancha que podría ser sangre, recogen fuentes como 'ABC'. Se esperan resultados sobre las indagaciones en poco tiempo. Y hay otros indicios que también siguen bajo estudio, como los cambios de matrícula que el sospechoso habría hecho durante su viaje en coche, imágenes de CCTV de interés y los mensajes que David habría pedido traducir a una mujer colombiana y que serían, con gran probabilidad, los que recibieron a través de WhatApp dos amigas de Ana en inglés y en español un día después de su desaparición.
Los investigadores creen que el móvil del crimen sería económico, es decir, que David mató a Ana María para no compartir una fortuna de 15 millones de dólares. Ella pedía un 50-50 en el reparto, pero él siempre se mantuvo en un 80-20. El principal objetivo ahora es hallar el cuerpo de la mujer estadounidense de origen colombiano. Desde España, cuya investigación del caso corre a cargo del Juzgado de Violencia sobre la Mujer número 9 de Madrid, se han cursado comisiones rogatorias a Francia, Italia, Croacia, Eslovenia y Serbia, ya que son los países que tuvo que cruzar el sospechoso en coche hasta volver a su domicilio en Belgrado.
Se han peinado con drones y perros numerosos kilómetros de la carretera R-2, así como puntos de Soria, Guadalajara y Zaragoza, en la A-2, pero no ha dado resultado. Los agentes tratan de cotejar los posicionamientos de los teléfonos móviles de David y Ana para comprobar el recorrido en el extranjero. De esta forma, podrían detectar alguna parada inusual o algún movimiento que permita deducir que fue entonces cuando se deshizo del cuerpo de su exesposa. La familia de la victima sigue a la espera de poder encontrar respuestas.
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