La Acampada por Palestina de Madrid se despide de la explanada de la Complutense después de un mes
Como salida honrosa, tras los escasos logros, han conseguido que la Complutense publique un Plan por Palestina
La mayoría de los acampados repetirían esta experiencia puesto que, aseguran, "hemos aprendido mucho"
La Acampada de Madrid por Palestina cuelga una pancarta en Sol pidiendo la ruptura de relaciones con Israel
La Acampada por Palestina de Madrid se despide de la explanada de la Universidad Complutense (UCM) dejando plantado un olivo por la paz, después de un mes de mucha actividad con pocos resultados, pero con la convicción para los estudiantes de que "la lucha sigue".
Tras empezar a retirar las cien tiendas que quedaban, este sábado se celebra un acto de "Reflexión contra el genocidio en Palestina" que pone fin al campamento "autogestionado" levantado el 7 de mayo con treinta tiendas, y que llegó a tener 250, ocupadas por estudiantes de las seis universidades públicas de Madrid.
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Después de años de "movimiento estudiantil adormecido, estamos de vuelta", aseguran sus portavoces con cierto cansancio y tono agridulce, conscientes de lo escaso de sus logros frente a lo mucho que pedían -la ruptura total del estamento universitario con Israel-, aunque la mayoría de los acampados consultados por EFE volvería a repetir: "Hemos aprendido mucho".
Como salida honrosa, han logrado que la Complutense publique un Plan por Palestina con algún avance respecto a las medidas de la Conferencia de Rectores españoles (CRUE) y que su rector, Joaquín Goyache, se comprometa a estudiar los vínculos militares de las universidades israelíes con las que tiene convenios y a revisar el contrato de la UCM con el Banco Santander, al que los estudiantes acusan de financiar empresas armamentistas en Israel.
Aunque "sabe a poco" frente a lo alcanzado por las acampadas de Granada, Jaén, Sevilla o Valencia, la de Madrid ha tenido que afrontar la "actitud dilatoria" de sus vicerrectores en la negociación, rota el 17 de mayo cuando 150 jóvenes irrumpieron en el edificio donde estaban reunidos, y que después se retomó pese a las reticencias de la Carlos III y la Politécnica.
"Esto no es un final", dijeron los portavoces estudiantiles al anunciar "la necesidad de evolucionar hacia un nuevo modelo" basado en "comités universitarios capaces de extender a todas las facultades madrileñas" la lucha por el pueblo palestino.
Hitos de la acampada de Madrid
En las asambleas de las tardes en la explanada se repartían las tareas, se votaban las decisiones y se pedían voluntarios para las acciones sorpresivas, en una diversa tormenta de ideas, vigilados en la distancia por los docentes de la Red universitaria por Palestina.
Frente a la sucursal del Santander en el campus prendieron los primeros botes de humo con los colores de la bandera palestina, acción luego repetida ante la Universidad Politécnica con una pancarta que decía: "UPM, tu tecnología mata en Gaza".
La mayor manifestación, de mil personas, tomó la avenida Complutense con cánticos de 'Palestina Libre' la víspera de San Isidro, y la acampada contó con las visitas y actuaciones improvisadas de Rozalén, Vetusta Morla, Ismael Serrano, Marwan, Luis Ramiro, Pedro Pastor, Rash o Amparanoia, entre otros.
Entre los talleres y las charlas destaca la que dio el traumatólogo del 12 de Octubre Pedro Caba, que alistado en Médicos del Mundo operaba a jóvenes disparados en las rodillas tras la segunda intifada.
Tras sendas 'performances' contra los ataques a hospitales ante la Facultad de Medicina y contra la muerte de periodistas, el 30 de mayo vino la acción más arriesgada: colgar una pancarta en una fachada de la Puerta del Sol que decía: "Universidades y Gobierno, ruptura de relaciones ya".
Como colofón, coincidiendo con la EvAU, los acampados cortaron la avenida Complutense este jueves durante dos horas en una acción con intervención policial y que acabó con 92 estudiantes identificados.
Entremedias, los profesores de la Red, además de colaborar en los turnos de seguridad nocturna tras dos incursiones de ultras buscando provocar, entregaron 300 firmas contra la destrucción de universidades y lograron reunirse con el rector para reclamar la ruptura de convenios y ayudas para universitarios palestinos.
Experiencias y aprendizaje
En estos 31 días "logramos conectar con el sufrimiento del pueblo palestino y extender su lucha a las universidades. La experiencia nos ha permitido conocer gente de otros movimientos sociales, de otras universidades y construir juntas un movimiento propalestino esperanzador", explica Daniel, uno de los portavoces.
Ha sido "una carrera exprés en organización, aprendiendo cómo organizarse para que todo el mundo se sienta incluido, cómo hablar en público y en la negociación, puesto que para muchos era nuestra primera experiencia", añade.
Sobre todo "un aprendizaje militante: distintas generaciones y sectores de lucha hemos compartido nuestras experiencias previas para fortalecer los conocimientos colectivos", explica Paula.
En definitiva, "una experiencia que no termina, estos días han sido la semilla del renacer del movimiento estudiantil, salimos más fuertes y unidas", concluye.
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