Madrid es una ciudad con un estricto control del tráfico, especialmente en sus zonas de bajas emisiones (ZBE), donde se han implementado diversas medidas para reducir la contaminación y mejorar la calidad del aire. Tal y como registra un informe de la AEA sobre las multas de tráfico en Madrid en 2023, se recaudaron un total de 341 millones de euros, repartidos en 2.6 millones de multas, consiguiendo un récord de recaudación en este sentido, aunque no se haya conseguido el récord de multas repartido por los agentes de esta localidad, al colocarse en 131.1€ de media por multa.
La implementación de las zonas ZBE es una de las explicaciones del incremento significativo en el número de multas de los últimos años, especialmente en ciertas calles y avenidas donde el acceso está restringido o regulado por sistemas automáticos de detección.
Casi el 20% de las denuncias de 2023 en Madrid fueron por acceder sin autorización al distrito centro, y son consideradas faltas graves desde marzo de 2022. Además, resulta curiosa la concentración de estas sanciones, ya que el 50% de ellas se concentran en tan solo cinco calles.
Además, los accesos a la ZBE de la M-30 también resultan destacables, al generar más de 10 millones de euros en multas - aunque queden lejos las calles arriba citadas-. En este caso también hay 5 calles que concentran el 50% de los accesos indebidos y sus respectivas multas, aunque la diferencia es que en estos casos se ha reducido el número de multas respecto al año anterior.
Además de las multas por accesos no autorizados, Madrid utiliza sistemas de control como radares de velocidad y semáforos con cámara ("foto rojo") para sancionar otras infracciones. En este caso también hay puntos en los que debemos tener especial cuidado, como en el caso de la M-30 y sus diferentes puntos kilométricos. Aquí existen distintos tramos de esta circunvalación son famosos por la cantidad de multas que generan, debido principalmente a infracciones de velocidad. En cuanto a los semáforos, hay que tener especial cuidado con los ubicados en lugares estratégicos como la calle Alcalá con San Romualdo y la Plaza Elíptica, estos dispositivos detectan a los vehículos que no respetan la señal de stop en rojo, capturando la infracción en tiempo real y generando multas automáticamente.
Estas medidas, aunque controvertidas, forman parte del compromiso de la ciudad con el medio ambiente y la calidad de vida de sus residentes y visitantes, buscando un equilibrio entre accesibilidad y sostenibilidad ambiental.