Edward y Michael no eran quienes decían ser y tampoco mostraban su verdadero rostro. Son algunos de los estafadores del amor que supuestamente engañaron, o al menos lo intentaron, a las dos hermanas asesinadas -junto a su hermano- en Morata de Tajuña (Madrid).
Se sabía en el pueblo que tanto Amelia como Ángeles, de unos 70 años, mantenían -según ellas mismas decían- un romance con dos militares estadounidenses destinados en Afganistán, a quienes enviaron miles de euros hasta acabar en la ruina.
Eso las llevó a pedir dinero prestado a sus allegados, a sus vecinos y a todo aquel que quisiera ayudarles, por que así podían seguir cumpliendo con las exigencias económicas de sus novios virtuales, quienes prometían compartir con ellas una millonaria herencia.
Un procedimiento habitual en este tipo de engaños, según explica en una entrevista con EFE la presidenta de Asociación Nacional Contra la Estafa con Manipulación Emocional (ANCEME), Blanca Frías.
"Los estafadores se ganan su confianza haciéndoles creer que mantienen una relación sentimental y luego empiezan a pedirles dinero con cualquier excusa", expone Frías, quien indica que es habitual que las víctimas pidan préstamos para hacer frente a lo que les piden sus amantes.
Que los tres hermanos pudieran haber sido asesinados en un ajuste de cuentas por las deudas contraídas es una de las hipótesis que manejan los agentes de Homicidios de la Guardia Civil, que se han hecho cargo de las pesquisas, según señalaron a EFE fuentes próximas a la investigación.
Mientras, el alcalde del municipio, Francisco Villalaín, ha explicado que un hombre que alquiló durante meses una habitación en la casa de los hermanos tuvo un enfrentamiento con Amelia, por el que fue detenido y sometido a un juicio rápido. Los vecinos aseguran que debían unos 60.000 euros a su inquilino.
Los cuerpos de Pepe, Amelia y Ángeles fueron encontrados quemados, apilados y con restos de sangre la mañana del jueves, cuando hacía cerca de un mes que nadie sabía nada de ellos. Los resultados de las autopsias, que empezaron el viernes, arrojarán luz sobre las causas de su muerte.
Aunque no existe un perfil tipo de las personas que pueden ser víctimas de una estafa del amor, sí que hay características que las hacen más vulnerables, como la edad o los problemas emocionales.
Eso lo saben bien los estafadores, asegura Frías, y por ello buscan perfiles de personas solitarias, viudas, divorciadas o que sufran enfermedades como la depresión. Tanto Amelia como Ángeles eran solteras y vivían juntas con Pepe, necesitado de atención debido a su discapacidad.
También se dirigen a personas de avanzada edad, porque son menos conscientes de los riesgos de internet y, además, tienen más dinero ahorrado. Sirva este ejemplo: Entre los cerca de 80 asociados de ANCEME, que nació el pasado diciembre, hay una mujer de 88 años a la que estafaron 500.000 euros en apenas seis meses.
Muchos de los estafadores del amor, añade la presidenta de la asociación, retuercen la psicología para enganchar a sus víctimas hasta que llega el momento de la verdad: las transferencias económicas.
"Es igual que el proceso coercitivo que emplean las sectas", sentencia Frías, quien, como el resto del equipo directivo de la asociación, también fue víctima de una de estas estafas.
Una vez han identificado a sus potenciales objetivos, el método empleado por estos estafadores comienza con el bombardeo de mensajes engatusadores como los que recibía Ángeles en su cuenta de Facebook.
"Me asombró la increíble belleza con la que Dios te creó. Me gustaría tenerte como amigo. Tengo muchas ganas de saber más acerca de este hermoso ángel", le escribió en enero de 2021 un hombre que se hace llamar Michael Sanford y que luce una foto del exministro de Defensa de Letonia, Artis Pabriks.
El romanticismo poco a poco se va intercalando con confidencias sobre problemas personales y económicos. Y ahí empiezan de las solicitudes de dinero. Aunque Frías calcula que no suelen pasar de los 70.000 euros, amigos de la familia aseguran que las hermanas enviaron 400.000.
Uno de los ganchos habituales, incide la presidenta de ANCEME, suele ser una herencia como la que Edward, quien se presentaba con una fotografía del excomandante de la OTAN Wesley Clark, supuestamente prometió a Amelia.
Le dijo que un compañero suyo del ejército había fallecido y él iba a ser el beneficiario de su millonario patrimonio, que compartiría con ella, pero antes necesitaba que le prestase dinero para costear los gastos sucesorios.
Durante todo el proceso, las víctimas sufren ansiedad. Una vez destapado el engaño, llegan los "sentimientos de culpa", los cuadros de "estrés postraumático severos" e, incluso, intentos de suicidio, asegura Frías.
Desde ANCEME lamentan la falta de acción judicial y legislativa ante el aumento de los engaños amorosos, que piden tipificar de forma específica en el Código Penal para que sean castigadas con penas más severas que las de una simple estafa.
Pero mientras tanto, recomiendan tomar precauciones para prevenir caer en la telaraña de los delincuentes, muchos de ellos pertenecientes a mafias asentadas en Nigeria y conocidas como los "Yahoo Boys".
"Aconsejamos indagar el nombre de la persona, porque hay muchos perfiles iguales, incluso con la misma foto, y no fiarse de aquellos creados recientemente, con poca actividad o con todas sus fotos subidas un mismo día", propone Frías.
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