El terrible testimonio de la asesina confesa de su madre en l’Alcúdia de Crespins

Marya Tereza H.A. es una joven de 22 años para quien la Fiscalía pide 30 años de prisión por matar a su madre en l'Alcúdia de Crespins, en València, con el objetivo de robarle las tarjetas de crédito y vaciarle la cuenta corriente. El diario Levante-EMV recoge la declaración que la acusada realizó, en febrero de 2023, ante la jueza de Instrucción número 3 de Xàtiva.

En la misma, Marya Tereza asume el asesinato pero lo primero que hace es echar la culpa a su entonces novio, K. T. S., que tenía 17 años cuando cometieron conjuntamente el crimen, en abril de 2020, y está condenado a cumplir siete años de internamiento en un centro de menores.

Culpa a la víctima y a su exnovio

Theri, como es conocida por su círculo más cercano, pretendió convencer a la magistrada y al fiscal de que había rematado a su madre coaccionada por su pareja. Además, la joven, que en el momento de los hechos tenía 19 años, intentó justificar su acción en que su progenitora, Anna Todorova, de 45 años, le "chillaba" y "se había levantado (el día del crimen) histérica porque yo fumo porros, que a veces me tranquilizan, y a veces, no". Y agregó: "Empezó a decirme que soy mala hija, que ojalá no me hubiese tenido". "Nos difamaba a los dos", apuntó.

Según ella, hay un segundo momento en el que su madre "empieza a insultarme" de manera espontánea y, casualmente, afirma, coincide con el instante en que su novio, con el que admite que había acordado el asesinato unos días antes, comienza a escribirle por Whatsapp e Instagram preguntándole "¿ya lo has hecho?", a lo que ella le responde que no es capaz porque "es mi madre".

"Él me dijo que si voy la mato y empezaremos a vivir bien, viviremos juntos, que empezaremos a estar bien. Pero yo le digo que no tengo agallas ¿entiende? Que es mi madre y es la única que he tenido en verdad. Y coge, y él me dijo: 'Ahora voy yo, y lo haré yo'", explicó.

Pese a la afirmación de que iba a ir para matar a su madre, Marya Tereza, en un arranque de sinceridad, continuó el relato detallando que le parecía mentira que el chico fuese a ir porque "estábamos en pandemia. 'Si vienes y te paran, ¿qué les vas a decir?'", le preguntó a su novio. Lo solventó con una barra de pan, una de las pocas excepciones que permitían en ese momento salir a la calle y romper el confinamiento decretado por el Gobierno para combatir la crisis sanitaria por el covid.

Saquearon la cuenta en dos meses

A partir de ese momento, la acusada narra, a su manera y a preguntas tanto de la juez como de la fiscal, la secuencia de hechos que derivan en el esperpéntico y cruel asesinato de Anna Todorova, de cuya cuenta corriente sacaron, entre el día del crimen, 1 de abril de 2020, y el 4 de junio de ese año, 6.249,74 euros.

Literalmente, hasta dejarla sin saldo, mientras el cuerpo de la víctima se descomponía día a día, durante cuatro meses, entre el pasillo y la bañera del piso donde le dieron muerte, hasta que llegó la Guardia Civil, el 20 de agosto, gracias al novio, menor de edad, de una amiga de K. T. S. a la que éste utilizó para limpiar el domicilio y deshacerse de los cuchillos días después del asesinato.

En cuanto a cómo se produjeron los hechos, la presunta matricida inculpa una y otra vez a su entonces novio, con aseveraciones como "me lavó la cabeza" o "me amenazó". Afirma que cuando él le clavó dos veces el cuchillo por primera vez, mientras la víctima dormía en el sofá, ella no lo vio, porque se había escondido con su perro en el baño "para no ver nada", pero "lo sé porque escuché un 'clac' cuando se rompió el cuchillo". La víctima fue tambaleándose hasta caer malherida en el pasillo.

Marya Tereza prosigue: "Cuando salí del baño, mi madre estaba tirada en el suelo, con la cabeza llena de sangre y todo muy mal, todo estaba hecho un desastre".

El relato del final del crimen

Según ella, su novio estaba en la cocina, fumándose unos cigarros. "Me miró y me dijo: 'Ya está amor, todo se acabó'. Y yo dije: 'Nooo, no puede ser, yo no quiero que acabase así', y mi madre diciendo: 'Por favor, dejarme en paz'. Quería ayudar a mi madre, quería llamar a la ambulancia, pero él me paró los pies [...] Y dije: '¿Qué hago? Yo no puedo verla así, está sufriendo'. Y me respondió: 'Tienes que hacer tú el último sacrificio, yo ya he hecho bastante por ti'".

Esa es su versión, sabedora de que su exnovio, que aún no había sido juzgado -fue condenado mes y medio después de esta declaración-, se enfrentaría a una pena muy inferior a la suya, dado que cometió los hechos siendo menor de edad y la jurisdicción es mucho más benévola.

Theri recuerda que volvió hasta donde yacía Anna. "Empecé a acariciarla de nuevo, mi madre ya no podía hablar, no podía respirar casi, estaba agonizando. Me levanté otra vez, me fumé otro cigarro con él y le dije 'por favor, déjala, si se va a morir quieras o no'. Me empezó mi madre... Lo último que me dijo fue: 'Tengo frío'. Así me lo dijo".

"Él me lavó la cabeza, me empezó a decir que solo él me amaba, que solo él me quería, que solo él iba a estar conmigo, que solo él me quería de verdad. Cogí el cuchillo, le dije a mi madre que la quería mucho y le corté el cuello".

La acusada convivió durante cuatro meses con el cadáver de su progenitora tirado en el pasillo y después, a última hora, en la bañera. Hasta que llegó la Guardia Civil de Canals el 20 de agosto de ese 2020, con la orden de entrada y registro expedida por la jueza de Instrucción 3 de Xàtiva, que ese día estaba en funciones de guardia, y puso fin a esa macabra situación.

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