Un ritual que se repite cada año: colas a las puertas del Teatro Real. Este año la primera en entrar ha sido Manoli, de 82 años. Dos días haciendo esperando vestida de árbol de Navidad. El resto ha ido detrás. Atuendos elaborados, disfraces de lo más variopintos que han recorrido kilómetros para conseguir una butaca.
Solo habían pasado 8 minutos y Noura y Elizabeth han cantado el Gordo, tan madrugador que ha dejado traspuesto a más de uno.
Los nervios han hecho soltar alguna lágrima sobre el escenario y entre las butacas los más veteranos se resignaron pensando ya en el año que viene.