El próximo domingo 22 de diciembre, millones de españoles volverán a vivir la magia del Sorteo Extraordinario de la Lotería de Navidad, una fecha marcada con honores en el calendario que cada año reparte sus fantasías de cambio: cambio de vida y de estatus, cambio de rumbo, de futuro, de esperanza. La tradición se impone: más de dos siglos se lleva celebrando con idénticos nervios previos al momento de sacar las bolas y anunciar los números ‘bonitos’ de esta edición.
2024 viene con algunos cambios en el sistema: la emisión alcanza las 193 series, ocho más que el año pasado. 100.000 números por serie. Supondrá jugar 3.860 millones de euros; un 70% se destina a premios: 2.702 millones de euros. La cifra ha superado a los 2.590 millones de 2023. Por algo dicen que cada año el sorteo se vuelve más ‘generoso’ con quien deciden apostar por sus números fetiche mientras miran embelesados el giro de los bombos.
Estos elementos sagrados del Sorteo suelen generar algunas preguntas y curiosidades entre los aficionados a la lotería de Navidad.
El sistema de la lotería de Navidad utiliza dos bombos con funciones diferenciadas para asegurar que el sorteo se celebra con absoluta transparencia. De hecho, antes y después de cada gran sorteo son revisados a conciencia para garantizar que funcionen perfectamente, lo mismo que las bolas.
En la imagen siempre es fácil distinguirlos: el ‘grande’, el más espectacular, contiene las 100.00 bolas idénticas, numeradas del 00000 al 999999 con la técnica del láser, para garantizar que sean todas iguales. Quienes sientan cierta curiosidad por el material con el que se fabrican también encontrarán aquí su respuesta: 18,9 mm, 3 gramos de peso y todas fabricadas en madera de boj.
Justo al lado del grande, el bombo pequeño guarda 1.806 bolas que representan todos los premios que entran en el sorteo de cada edición. El Gordo, con 4 millones de euros por serie (400.000 euros al décimo); el segundo premio (1.250.000 euros por serie) y el tercero, cuya cifra asciende a 500.000. Les siguen los cuatros, quintos y las clásicas pedreas. Las bolas de este segundo bombo tienen características idénticas a las de su hermano mayor: también son de madera y están grabadas con láser para reflejar con exactitud el importe asignado. Todas se revisan.
Estas esferas doradas duermen el sueño de los justos durante el resto del año en la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre (FNMT). Son custodiados bajo estrictas medidas de seguridad. Se trata de que todos los elementos que entran en la mecánica del sorteo y garantizan el reparto soñado de dinero lleguen en perfecta condiciones, sin incidentes que puedan truncar la limpieza con la que siempre se celebra este clásico de la navidad. El día grande de la lotería se custodian con más celo que nunca, exactamente igual que el propio momento de sacar las bolas. Luz y taquígrafos en todo momento.