El Sorteo Extraordinario de la Lotería de Navidad en España no es solo una tradición, es un acontecimiento que transforma el ritmo de vida del país cada 22 de diciembre. Desde su primera edición en 1812, este sorteo se ha convertido en un fenómeno cultural que combina ilusión, esperanza y, para los afortunados, grandes premios.
En 1989, Paiporta, el municipio valenciano de la comarca de l'Horta Sud que recientemente sufrió las inundaciones más salvajes vistas en décadas por culpa de la DANA, vivió un momento histórico al convertirse en el escenario principal de la fortuna cuando el primer premio, conocido como "El Gordo", recayó completamente en sus habitantes.
En 1989, el número ganador del Gordo fue el 61.714, vendido íntegramente en Paiporta. El pequeño municipio valenciano, que por entonces tenía menos de 20.000 habitantes, se convirtió en el epicentro de la celebración y la felicidad. La noticia no tardó en extenderse, llenando las calles de alegría y provocando un ambiente festivo que se prolongó durante días.
La administración de lotería responsable de repartir la suerte fue un modesto establecimiento que, hasta entonces, había pasado desapercibido. Pero el día del sorteo, este local se convirtió en un lugar de culto para los vecinos, que no dudaron en celebrar frente a sus puertas.
En otras localidades que han sufrido las inundaciones provocadas por la DANA también ha caído la suerte, como en Benetúser en 2017, con el número 71198, o Alfafar en 2022, con el número 05490. No debe ser extraño, ya que la suerte suele sonreír a la zona, y otra demostración es que el Gordo ha caído en Valencia nada menos que en 14 ocasiones en total.
El premio, que ascendía a 250 millones de pesetas al décimo (equivalente a 1,5 millones de euros actuales), transformó la vida de muchas familias en Paiporta. La mayoría de los agraciados eran residentes locales, lo que aumentó el impacto del premio en la comunidad. Según datos históricos recogidos por medios locales, muchos aprovecharon la fortuna para comprar viviendas, emprender negocios o saldar deudas.
Sin embargo, el verdadero impacto fue emocional. Para un municipio de dimensiones relativamente pequeñas, recibir el Gordo significó un punto de unión y celebración colectiva. Las calles se llenaron de vecinos que compartían cava y brindaban, no solo por el premio, sino por el simbolismo de haber sido tocados por la suerte.
Han pasado más de tres décadas desde aquel 22 de diciembre, pero en Paiporta el recuerdo sigue vivo. Para muchos, 1989 no solo fue un año de fortuna, sino un momento de transformación comunitaria. Los testimonios y las celebraciones de aquella jornada se han transmitido de generación en generación, manteniendo viva la ilusión de que cualquier año la suerte puede volver a tocar la puerta.
El caso de Paiporta es un ejemplo perfecto de cómo la Lotería de Navidad no es solo un evento económico, sino también cultural y emocional. El Gordo no solo transforma vidas, sino que une comunidades y crea historias que perduran en el tiempo.