Aunque llevamos años temiendo la cuesta de enero, es diciembre el mes que hay que temer ya que los gastos se disparan pensando que 'todo vale' y el consumo parece justificado ante el derroche de las fiestas navideñas. Los gastos en regalos, comidas, cenas, decoración y ropa están justificados, sin embargo hay uno más que se dispara, la lotería de Navidad, cuya compra termina siendo compulsiva para una gran parte de la población que nunca juega.
Según explican expertos de Top Doctors la lotería se han convertido en una de las partidas más importantes del gasto navideño de las familias. "Comprar décimos de lotería nos hace sentir bien y nos envuelve en ilusión, esperanza y alegría colectiva", pero además hay otro factor importante que puede hacer que la compra de boletos no acabe nunca: "la envidia preventiva y la demostración de superioridad".
Según explican, existen complejos procesos psicológicos detrás de cada apuesta como las emociones, las motivaciones o las actitudes entre otros. La psicoterapeuta y miembro de Top Doctors, Marisol Rodríguez Gutiérrez, hace un repaso por los principales perfiles de jugador de azar.
Así, el primer perfil que señala es el del 'explorador y aventurero', que es al que le gusta arriesgar grandes cantidades de dinero, sin aplicar la lógica, y no se deja guiar por supersticiones. "No tiene límites para jugar y no teme apostar", advierte.
Otro perfil es el del 'competitivo', que se trata de aquella persona que solo juega para ganar. "Para este perfil de jugador, no obtener el resultado que deseaba supone un importante desasosiego", afirma. Después señala el 'estratega' para quien el azar no entra entre sus planes. Juega buscando combinaciones numéricas y usando la razón a la hora de apostar, "sin dejar espacio a fórmulas aleatorias".
Los dos últimos son el 'amigo' que disfruta de la experiencia del juego son sus premisas. Y aunque este jugador busca la experiencia compartida con familiares y amigos, suele sentir envidia preventiva y, por lo tanto, a la hora de jugar a la lotería suele tener muy presente el pensamiento "y si toca a los demás", apostando por miedo a quedarse fuera del reparto.
Finalmente, el supersticioso, para el que la superstición es un caso particular de un fenómeno psicológico llamado "ilusión de control", que es la tendencia a comportarse como si se pudieran controlar los sucesos aleatorios como los juegos de azar. "Los supersticiosos recurren a amuletos, apuestan un día en particular, juegan siempre los mismos números etc. Todo para demostrar que están por encima de la suerte. Este tipo de jugador está influenciado por las tradiciones y por la educación recibida", afirma.
"Cómo voy a comprar solo un décimo... y si toca la lotería en el bar donde desayuno todos los días... y si sale el número que jugué el año pasado... Son algunos de los pensamientos que prácticamente todo el mundo se ha planteado alguna vez a la hora de comprar lotería de Navidad", afirma la psicóloga clínica Silvia García Graullera, miembro de Top Doctors.
Sin embargo, añade, "las personas más vulnerables, como podría ser el caso de los enfermos de TOC (Trastorno Obsesivo Compulsivo), son más susceptibles de sufrir crisis según se acerca el día, ya que esos pensamientos supersticiosos se agudizan. "Tienen muy presente el denominado 'pensamiento mágico', es decir, la idea reiterada de convertir lo posible en lo probable".
También las personas que sufren trastorno bipolar deben tener especial cuidado durante las fases de euforia y exaltación. "Si el periodo navideño coincide con momentos de positivismo pueden llevar a cabo un gasto descontrolado en lotería, ya que pueden llegar a estar convencidos de que conocen el método infalible para que les toque la lotería", afirma la psicóloga García. Asimismo, supone un periodo en el que se produce un porcentaje elevado de recaídas de pacientes con adicción al juego.
El día 22 de diciembre, cuando la suerte ya se sabe, el psicólogo Héctor Galván, señala que los "ganadores se ven envueltos por una sensación de satisfacción, euforia y alegría, las cuales se van haciendo más profundas a los 3 días del sorteo, cuando comienza a salir de un estado de desrealización". Al respecto, añade, que "es recomendable que no difundan el resultado, y sigan durante un tiempo su vida personal y profesional tal y como era hasta el momento".
Asimismo, concluye, "es importante no confundir la ilusión con intuición o premonición, ni depositar en la posibilidad de que nos toque la lotería la solución a todos nuestros problemas y la motivación de nuestra vida, porque si no aparecerán sentimientos de frustración, arrepentimiento e incluso ansiedad por no haber resultado premiados".