Las esperanzas que cada uno de nosotros ponemos al adquirir un décimo de Lotería de Navidad son siempre distintas y dependen de todo tipo de factores. En algunos casos nos mueve la fe y el optimismo irracionales y pensamos que tenemos más posibilidades de las que realmente están sobre la mesa.
Por eso cumplimos el rito de cada diciembre repitiendo ciertas costumbres, de esas que apaciguan el espíritu: apostamos por una administración de lotería en concreto, seguimos una tradición familiar (incluso nuestro propio signo del zodiaco) al escoger décimo o nos decantamos siempre por el mismo número, fieles a una tradición cuyas reglas se basan precisamente en la repetición. Otras veces, nos gobierna un sano escepticismo que nos ayuda a pasar el (mal trago) cuando se celebra el Sorteo Extraordinario y la suerte pasa de largo un año más, lo más lógico según las probabilidades, más bien escasas.
Por supuesto, en el zoo de la lotería y los distintos tipos de jugadores están quienes deciden creer en uno de los escenarios: un mismo número que se lleva varios de los grandes premios.
En rigor, la posibilidad existe, por más lejana que parezca. Un mismo número podría ser agraciado con más de un premio, pero en ningún caso la cantidad económica sería superior a la que dictaran los bombos. El sistema está diseñado para que los tres primeros premios se asignen a un solo número de cinco cifras, que no podrá volver a repetirse una vez sea cantado por los niños de San Ildefonso cuando saquen las bolas y revelen la cifra final.
En el caso de los premios menores, todos los que van a partir del tercer premio tienen la posibilidad de acumularse mediante los diferentes reintegros, las aproximaciones y las terminaciones de dos cifras que coincidan con las de los grandes premios del Sorteo, así como con las centenas de los cuatro primeros. A 1000 euros la serie (décimos con las dos últimas cifras que coincidan con las dos últimas cifras del primero, segundo y tercer premio), cada billete agraciado nos recompensaría con 100 euros extra.
En cuanto a las centenas de los cuatro primeros premios, se repite la cantidad a premiar: 1000 euros a la serie. Esto quiere decir que, si el Gordo cayera en el 66.158, los décimos que van del 66.100 al 66.999 obtendrían 100 euros, cifra a la que podríamos sumar lo que hemos jugado en el sorteo si tuviéramos la suerte de que nos tocara el reintegro (la última cifra del Gordo).
Frente a la imposibilidad de ganar con un mismo número varios de los grandes premios están esas otras posibilidades realizables del sorteo, algo más cercanas. Por ejemplo, podríamos haber sacado con nuestro décimo la terminación de dos últimas cifras del Gordo, una centena del tercer premio, una pedrea y un reintegro, hasta obtener un total de 220 euros. Un remiendo placentero a la acumulación de gasto que solemos hacer en la época navideña.
El caso más cercano tuvo lugar en el Sorteo Extraordinario de 2020 y el 06.097. Dicho número obtuvo el reintegro, además de las dos últimas cifras del Gordo y la centena del segundo premio. Por apenas dos números de diferencia (06.095) no se llevó la aproximación al segundo premio, que en ese caso le habría reportado al ganador 1470 euros.