Las autoridades de Rusia han bombardeado este miércoles varias instalaciones médicas de la ciudad de Mariúpol, que se encuentra en el sureste del país y cuya conquista es clave para las aspiraciones de Rusia de unir la península de Crimea con los territorios rebeles del Donbás.
Pavlo Kirilenko, de la administración militar regional de Donetsk, ha indicado que un hospital de maternidad, un centro médico, así como otras instalaciones sanitarias, han sido atacadas por las tropas rusas en la zona.
Así lo han indicado en un comunicado difundido a través de redes sociales. "Rusos, no solo habéis cruzado la línea de lo que es aceptable en las relaciones entre Estados y pueblos sino que habéis cruzado la línea de la humanidad", ha aseverado.
El presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, ha condenado los ataques aéreos y ha calificado la situación de "atrocidad". "Hay gente, niños, bajo los escombros. ¿Cuánto tiempo más seguirá el mundo siendo cómplice e ignorando el terror? ¡Declarad ahora mismo la zona de exclusión aérea! ¡Detened la matanza! Tenéis el poder pero parece que estáis perdiendo humanidad", ha manifestado.
Por su parte, el ministro de Exteriores ucraniano, Dimitro Kuleba, ha instado a la comunidad internacional a intervenir ante el asedio a la ciudad, donde unas 400.000 personas son rehenes de las tropas rusas. El dirigente ha pedido a Occidente que haga uso de la fuerza para "detener esta guerra bárbara contra civiles y bebés".
Asimismo, Kuleba ha insistido en que Rusia "bloquea la ayuda humanitaria y la evacuación" de civiles en la ciudad, donde "los bombardeos indiscriminados continúan". "Cerca de 3.000 bebés necesitan alimentos y medicinas. Pido al mundo que actúe", ha añadido. Sus palabras llegan después de que las autoridades de la ciudad señalaran que solo queda comida para un periodo de entre tres y cinco días.