La erupción del volcán Whakaari, en una pequeña isla de Nueva Zelanda, en el que han muerto cinco turistas, sorprendió a decenas de personas que estaban allí de visita. Hay una veintena de personas que aún no han podido ser rescatadas, algunos corrieron mejor suerte al ser evacuados ‘in extremis’. Así lo vivieron, en primera persona.
Decenas de turistas visitaban el volcán sin esperar lo que se les venía encima. La mayoría se salvaron por muy poco, evacuados en un pequeño barco. Ya en el autobús Aline y Alessandro, una pareja brasileña, nos cuenta su pesadilla. “Hemos vivido lo que nunca esperas vivir, la erupción de un volcán”, dice ella todavía aterrada, “diez minutos después de embarcar se produjo la erupción”. Están a salvo por muy poco, media hora antes y no contarían entre los supervivientes.
Decenas de personas visitaban el volcán Whakaari, el más activo de Nueva Zelanda, que tras a 10.000 visitantes al años en una diminuta isla deshabitada. Turistas que se han convertido en rescatadores cuando comenzó la pesadilla, “volvimos a la isla, había muchas personas con quemaduras”.
La policía asegura que no hay signos de vida, no esperan encontrar más supervivientes. Se han contabilizado 49 personas en el volcán en el momento de la brutal e inesperada erupción, 23 han sido rescatadas con vida. En las imágenes se ve a media docena de ellos caminando por el cráter minutos antes del desastre.
Entre los afectados hay turistas de Reino Unido, EEUU, Guatemala, Filipinas, Singapur, India, República Checa y Nueva Zelanda. De momento, la furia del volcán de nombre maorí impide acercarse a los equipos de rescate.