Regresa el caos a Venezuela. ¿Alguna vez no lo hubo en las últimas dos décadas? El país caribeño, otra vez, está sin gasolina, y otra vez, las colas son interminables, desesperanzadoras y causas de un agotamiento generalizado que siempre parece estar a punto de explotar, pero que no explota.
Eudis Girot, director de la Federación Unitaria de Trabajadores Petroleros de Venezuela (Futpv), lo advirtió el pasado mes de julio sin que sus palabras temerarias hicieran demasiado ruido: “aquí no hay gasolina ni para las mafias que destruyeron la industria petrolera ni para los que tienen dinero para pagarla en dólares. Lamentablemente hemos llegado al colapso operativo”, sostuvo en una entrevista con el medio venezolano El Diario; y afirmó que la situación es peor que la vivida incluso durante los meses de marzo, abril y mayo de este año, cuando el país sufrió unos meses de escasez severa y se vivieron escenas espeluznantes a lo largo de todo el territorio nacional, con escenas de gente incapaz de desplazarse a ningún sitio, incluidos enfermos en estado crítico que nunca pudieron llegar a un hospital.
Venezuela es el país con las mayores reservas certificadas del mundo (con más de 297.000 millones de barriles), e históricamente ha sido capaz de refinar el crudo que internamente los venezolanos han necesitado para abastecerse. Hoy, no puede hacerlo debido a la paralización absoluta de la industria por la falta de inversión en el mantenimiento de los complejos refinadores y el desfalco de PDVSA (Petróleos de Venezuela) por parte de sus gerentes a lo largo de las últimas dos décadas de chavismo.
Ahora, debido al bloqueo impuesto por EEUU como respuesta a la relación de sus dirigentes con el narcotráfico y la constante violación de los derechos humanos, Venezuela tampoco puede paliar esta situación de desgracia con la importación: no puede traer gasolina de fuera ni los repuestos necesarios para reparar sus refinerías, ni puede comercializar su crudo en el comercio exterior debido a las sanciones. La situación parece no tener escapatoria.
Las cuatro principales refinerías del país caribeño se encuentran paralizadas en estos momentos. Se trata de la refinería de Puerto La Cruz, con capacidad para producir 200.000 barriles diarios y paralizada desde 2016; la refinería de El Palito, con capacidad para producir 145.000 barriles diarios, estaba operando al límite, produciendo solo entre 8.000 y 10.000 barriles diarios; y el complejo de Paraguaná, que abarca las refinerías del Cardón y Amuay, con capacidad para producir hasta 1.000.000 de barriles diarios, solo funcionaba Cardón, que estaba produciendo 22.000 barriles por día, pero se paralizó varias veces por diferentes motivos durante las últimas semanas: en el mes de julio sufrió dos incendios de grandes proporciones y el pasado fin de semana se desconectaron sus unidades de craqueo catalítico. Lo mismo pasó con El Palito.
Ninguna está en activo y la única esperanza parece ahora que vuelva a llegar combustible de Irán, aliado político de Nicolás Maduro y también país bloqueado por EEUU. De acuerdo a Tanker Trackers y la agencia Bloomberg, tres de los tanques iraníes que ya llegaron a las costas venezolanas el pasado mes de junio con combustible (el Forest, el Faxon y el Fortune), y que supusieron la salvación ante la sequía de nafta en todo el territorio nacional, podrían volver a traer al país unos 820.000 barriles en un periodo de entre cuatro y cinco semanas. Habrá que ver, si se confirma esta noticia, si EEUU permitirá su paso libremente. A principios del mes de julio, el gobierno de Donald Trump incautó un segundo envío de gasolina a Venezuela por parte de Irán de 1,1 millones de barriles que venían distribuidos en cuatro tanqueros.
Las colas durante la jornada del martes en todas las estaciones de servicio de Caracas (tanto de las de precio subsidiado como de las de pago en divisas, a 0,50 dólares el litro) se perdían en el horizonte del asfalto y los cláxones impacientes de una semana que comenzó con orden del gobierno de flexibilizar la cuarentena. Una flexibilización que difícilmente llegue sin combustible en los vehículos de los venezolanos.
Emilio lleva haciendo cola en la gasolinera de Las Mercedes, una de las de pago en dólares, desde las 4 de la mañana. A las 11:30 am todavía tenía unos doscientos coches delante de él y no estaba seguro de que hubiese gasolina para todos. Su cara parecía desencajada, más de frustración que de enfado, y a esa hora, cuando comienza a apretar el sol caribe en Caracas, Emilio no se desprende de su gorra y sus gafas de sol oscuras y sale del vehículo mientras espera que avance la fila porque estar dentro es asarse en sudor. El aire acondicionado es un lujo necesitado de combustible que ahora es oro de un valor incalculable.
“No entiendo cómo esto ha vuelto a pasar”, asegura con la voz baja y mirando al frente, como esperando hacer avanzar la cola con su deseo. “¿No deberían haberlo previsto los del gobierno? Si ya estuvimos así y peor hace unos meses”, y la pregunta cae retórica en mitad del caos que hay a su alrededor.
El padre de Luis tiene un kiosko junto a la fila de los vehículos de esa misma estación de servicio, y dice que por lo menos, gracias a los conductores desesperados, está vendiendo un poquito más. “Se bajan, compran un refresquito para pasar las horas y el calor… Me viene bien porque vendo más, estoy casi quebrado por la cuarentena; pero la situación del país da mucha tristeza”, explica mientras responde a uno de los clientes recién llegado: “sí tengo café”.
Su hijo Luis ha puesto su coche a punto y le ha instalado una bombona de gas para no depender de la gasolina para movilizarse. Su vehículo es una camioneta Daihatsu Terios del 2010, y cuando lo compró ya era dual, pero nunca lo utilizó con gas hasta ahora. Nunca lo necesitó.
En Venezuela, la gasolina siempre ha estado subsidiada por el gobierno y su precio era simbólico (0,001 dólar o menos). En la práctica, en el país petrolero por excelencia, los conductores suelen pagar a los “bomberos”, en el argot venezolano es la persona que surte el combustible en las estaciones de servicio, con “la voluntad”; y en los últimos años de crisis, lo habitual es entregar un refresco, unas galletas o algo de comida, siempre muy bien recibida por el trabajador de salario mínimo.
Luis quitó la bombona de gas del maletero de su todoterreno porque ocupaba mucho espacio, pero ahora la ha vuelto a colocar y está aliviado: “aunque no hay tantas estaciones de servicio en Caracas que recarguen gas y también toca esperar una o dos horas para conseguirlo, no es lo mismo que con la gasolina, que ya está imposible otra vez”, explica.
El precio del gas en Venezuela es incluso inferior al de la gasolina subsidiada, aunque Luis teme que la escasez de este servicio que está viviendo durante las últimas semanas el país, repercuta negativamente en el suministro y también comiencen los problemas para rellenar la bombona recién estrenada en su Terios.
Por su parte, Leonardo, cuenta una historia escalofriante de corrupción cotidiana cuando sale de surtir gasolina a su vehículo en la estación de La Florida, de precio subsidiado. “He pagado 15 dólares al militar y me ha dejado pasar sin hacer cola. Ayer lo intenté en otra bomba (gasolinera) de precio subsidiado y no pude echar en todo el día así que hoy no me quedó otro remedio que pagar”, explica.
Al lado de Leonardo había otro tipo que estaba haciendo la cola desde las 5 de la mañana y creía que se iría con el depósito vacío por todos los coches que se le estaban “colando” gracias al previo pago a los custodios. “Esto es una selva de cemento”, suspiró desesperado.
El asunto de la escasez de gasolina se ha convertido ya en trending topic en las redes sociales de Venezuela y es asunto de campaña electoral entre algunos políticos. Henrique Capriles, que ha resurgido como figura clave en la disputa por el liderazgo opositor haciendo un llamamiento al voto en contra de la directriz de Juan Guaidó, ha hecho apología de la falta de combustible en su cuenta de Twitter en reiteradas ocasiones, y en las últimas horas ha colocado varios vídeos donde se aprecia el caos de los venezolanos para surtirse.
“Nunca verán a un enchufado haciendo cola o empujando su carro sin gasolina. ¡Esto sí es lo que viven los venezolanos! Salen de madrugada con sus familias, ¡pueden pasar semanas en una cola! Cuando se habla de condiciones también hablamos de esto, sin gasolina no hay elecciones”, dijo Capriles en un tuit reciente.
El líder del partido Primero Justicia, inhabilitado por el gobierno chavista desde 2017 para ejercer cualquier cargo público durante los próximos 15 años, ha reaparecido con fuerza en las últimas semanas criticando en público la estrategia de Juan Guaidó, al que ha reprochado ejercer un “gobierno de internet” radical y sin resultados. “¿Cuál es el plan? ¿Jugar a ser un gobierno de internet?”, dijo. Capriles se muestra favorable a la negociación para buscar acuerdos que solucionen los problemas de los venezolanos, y ha llamado al país a votar en las próximas elecciones del 6 de diciembre como único mecanismo para llegar al cambio.
“Lo que no podemos hacer es claudicar sin haber peleado (…) No hacer nada no puede ser una opción. Hay que luchar”, aseguró en un directo a través de las redes sociales la noche del martes, en el que además se refirió a la posible (y muy importante) observación de la UE y dijo que, si vienen, “puede cambiar completamente el escenario”. El ex gobernador del Estado Miranda afirmó también que a la política “hay que abrirle espacios, que el régimen no cuenta con la mayoría del pueblo venezolano y eso tiene que manifestarse”.
Capriles quiere evitar el continuismo y que el gobierno de Nicolás Maduro se haga con la totalidad de los poderes en Venezuela (el único que no controla hasta el momento es el legislativo porque la Asamblea Nacional es de mayoría opositora tras las últimas elecciones del 2015).
Para ello, el opositor hace referencia constantemente a las elecciones parlamentarias del año 2005, cuando la oposición en bloque decidió no participar para tratar de deslegitimar los comicios. En aquel momento, la oposición también dijo que no existían las garantías para que las elecciones fuesen transparentes y declararon desconfianza en el CNE. El resultado fue que el oficialismo, presidido entonces por Hugo Chávez, ganó la totalidad de los escaños del Parlamento y la oposición se hundió en la incapacidad de no poder hacer nada práctico. Chávez legisló el siguiente mandato a su antojo a pesar de que la abstención fue del 75%.
Capriles es conocido como el "traidor" entre la oposición legítima venezolana, tanto dentro como fuera de Venezuela. Pese a su inhabilitación siempre ha aparecido en el panorama político para ayudar al chavismo y, sorprendentemente nunca ha tenido represión alguna, ni en los negocios de su familia, apuntan fuentes a NIUS, mientras que el resto de opositores han sido perseguidos dentro de Venezuela y otros han tenido que huir.
Por su parte, Juan Guaidó, que no habla de gasolina pero que está protagonizando un intento desesperado por recuperar el liderazgo de la oposición ante la reaparición de Capriles, acaba de presentar un “Pacto Unitario” que han firmado 37 partidos y organizaciones políticas de la oposición.
En el documento, Guaidó insiste en “no participar en el fraude de la dictadura”, “realizar elecciones presidenciales y parlamentarias libres” y “convocar una consulta popular en Venezuela” aunque no especifica para qué. Leopoldo López apoyó en su cuenta de Twitter este Pacto Unitario y por su parte, al menos siete alianzas de partidos opositores minoritarios que no avalan el rechazo al voto, ya han presentado sus candidaturas con listas cerradas de cara a los comicios del próximo mes de diciembre, que sin duda se presentan en clave de legitimación o no del cuestionado gobierno de Nicolás Maduro.
El papel que adopte la Unión Europea (invitada como observador internacional por el propio Maduro) y España, como actores clave en el diálogo y la negociación, serán fundamentales para su reconocimiento. Hasta el momento, 14.400 candidatos de 107 partidos políticos se han inscrito como candidatos para los comicios.
Mientras tanto, Nicolás Maduro, anunció este martes que un primer lote de vacunas contra coronavirus SARS-CoV-2 de origen ruso llegarán este mes al país. Ante ello propuso aplicarla a los candidatos inscritos en las parlamentarias para que puedan realizar sus campañas electorales con 'seguridad'.
Maduro indicó que "sería una buena idea" aplicarle la vacuna a los candidatos para que "puedan salir a las calles a recorrer barrio por barrio de manera segura, es una propuesta que hago para su evaluación técnica, científica, política, institucional", informa el diario Milenio.