Se acaban de cumplir dos meses del asalto al Capitolio en Washington. El tiempo suficiente como para que Enrique Tarrio, líder del grupo ultraderechista Proud Boys (Chicos Orgullosos) cambie de idea, admita que las acciones de los insurrectos amotinados fueron “un error”, y haya decido postularse a un cargo político para las próximas elecciones.
En las primeras declaraciones que Tarrio hizo aquel fatídico 6 de enero, no sólo no condenó el infame ataque a la democracia, sino que advirtió que en los días siguientes podría haber acciones parecidas en otros edificios públicos del país.
“Ya sea el Capitolio hoy, o un capitolio estatal mañana, o cualquier otro edificio gubernamental, este tipo de acciones probablemente se van a ver”, previno el dirigente de 36 años.
“Esto es un recordatorio para estos políticos que trabajan para nosotros. Nosotros no trabajamos para ellos”, agregó, señalando que “Joe Biden, y el Partido Demócrata no escuchan al sector de la población que tiene dudas sobre la legitimidad de las últimas elecciones del país”.
Tarrio se manifestó también en las redes sociales aquellos días, al sentirse “Orgulloso de mis Chicos y de mi país”, haciendo un juego de palabras con el nombre de grupo de extrema derecha que encabeza. Estimaba que el número de miembros de Proud Boys que habían participado en la protesta en Washington frente al Capitolio y en el que murieron cinco personas, oscilaba entre 2.000 y 5000, aunque desconocía entonces cuántos habían participado en el asalto.
Pero él no estaba entre ellos. La cara más visible de la organización de extrema derecha no entró en el Capitolio, básicamente por una razón: dos días antes, recién llegado a la capital, Tarrio fue detenido por la policía por haber quemado una bandera con el lema Black Lives Matter (Las Vidas Negras Importan) que un mes antes había robado de una iglesia histórica de afroamericanos, en la misma ciudad.
El líder republicano de Proud Boys tiene claro que, de haber podido ir a manifestarse con la multitud, habría entrado en el Capitolio por la emoción del momento: "Dios me salvó, Dios me estaba hablando", concluyó en reflexiones posteriores.
En el momento del arresto, el líder y presidente de Proud Boys, acusado de destrucción de propiedad, enfrentó otros dos cargos por estar en posesión de dos cargadores ilegales en el estado de Washington para un arma de alto calibre que permite balas extras. Tarrio sólo podrá volver a la capital estadounidense para sentarse ante un juez el próximo 8 de junio
Si inicialmente el cubanoamericano aplaudió a la turba de insurrectos seguidores de Trump, de quien él es también un absoluto y fiel fanático, pasado un tiempo ha dado un paso atrás en sus afirmaciones, considerando que el asalto “fue una muy mala idea que hizo retroceder al partido conservador”, ha dicho hace escasos días, retractándose.
No obstante, Tarrio no quiere utilizar la palabra “condena” porque “es una palabra demasiado fuerte”. Tampoco se arrepiente de sus comentarios anteriores “porque yo nunca me arrepentiré de algo que dije”.
De hecho, la empatía del presidente de Proud Boys hacia los miembros del Congreso que temieron por sus vidas en el Capitolio, brilla por su ausencia: “No voy a llorar por gente a la que no le importan nada sus electores”, ha dicho.
Pero el pensamiento de Tarrio, va más allá cuando afirma que celebró “y celebraré el momento en el que el gobierno tema a la gente, porque eso quiere decir que hay libertad”.
El Departamento de Justicia ha acusado a más de 300 personas por los disturbios ocasionados en el Capitolio de los cuales, cerca de 20 son miembros o asociados de Proud Boys señalados como cabecillas de los primeros pasos que se dieron en la irrupción al edificio federal. No obstante, Tarrio dice que él tiene conocimiento de ocho de ellos, que serán “defendidos por los mejores abogados” que los Proud Boys van a contratar.
Además, el líder del grupo integrado sólo por hombres, considera que se les están imputando causas mayores de las que merecen. Sólo uno de ellos, que rompió una de las ventanas con un escudo de la policía, reconoce que no debería haber actuado así, pero “los otros siete, quedaron atrapados en medio de la multitud”.
Pero cierto es que, por mucho que el presidente de los Proud Boys quiera maquillarlo, en las imágenes que quedaron grabadas se puede observar a algunos hombres que lucían insignias, banderas y otros distintivos de la organización neofacista, tirando las vallas y avanzando hacia el Capitolio con plena libertad en sus movimientos.
Para el líder de los “Chicos Orgullosos”, la culpa de lo que sucedió es de la policía, porque no estaba preparada para afrontar la situación: “Los Proud Boys entraron para hacer historia. Nadie les dijo que no tenían que entrar (en el Capitolio). Culpo a los oficiales y federales por no hacer bien su trabajo”.
Enrique Tarrio, a fin de cuentas, cree que el FBI está utilizando a los Proud Boys para ejemplarizar ante la sociedad, una afirmación que viene de la mano de alguien que ya trabajó como confidente del FBI en el año 2012 -seis años antes de asumir la presidencia del grupo de extrema derecha-, cuando fue condenado por fraude.
Aunque él nunca quiso admitir públicamente su papel cooperador con las autoridades, porque “me pusieron en una situación muy difícil donde el gobierno federal quería que testificara contra mis hermanos”, recientemente admitió haberlo hecho en una operación de “red de tráfico de personas”.
Sin embargo, su abogado defensor ha confirmado que Tarrio ha trabajado con agentes de la ley para lograr la captura de más de individuos relacionados con casos de narcotráfico y juego ilegal, entre otros.
Esta situación parece haber creado ciertas brechas entre los miembros de la organización Proud Boys, aunque Tarrio lo niega con rotundidad asegurando que están “más unidos que nunca”.
El cubanoamericano, criado en la Pequeña Habana de Miami, ya tenía un historial antecedentes penales. A los 20 años, fue declarado culpable de robar una motocicleta y sentenciado a tres años de libertad condicional y servicio comunitario. Cuando tenía 29 años, fue condenado por vender suministros médicos robados a 30 meses de cárcel, de los cuales cumplió 16.
Los Proud Boys se autodefinen como “chovinistas occidentales” y se desentienden de sus vínculos con el supremacismo blanco. Enrique Tarrio asumió la presidencia del grupo cuando su fundador, Gavin McInnes, junto a otros miembros de la organización, se enfrentaron a cargos criminales por estar envueltos en una pelea en Nueva York en 2018.
La participación de los Proud Boys en esta y otras causas, conocidos por sus enfrentamientos contra los Antifa, un moviendo de ultraizquierda violento, ha derivado en que el FBI lo clasifique como un “grupo extremista con vínculos con el nacionalismo blanco”. El gobierno canadiense también lo ha etiquetado como una "entidad terrorista". La organización de derechos civiles Southern Poverty Law Center (SPLC), una institución de referencia en el estudio del extremismo en Estados Unidos, igualmente lo incluye en la lista de grupos de odio del país.
Estas clasificaciones contrastan con las que hace el propio grupo de Proud Boys, que distingue "terroristas" a los grupos liberales Black Lives Matter y Antifa, al considerar que atacan a comunidades minoritarias y marginadas, aunque estos movimientos considerados anarquistas dicen estar en contra de los fascistas, racistas y de extrema derecha.
Tarrio por su parte, también mantiene una amistad con Roger Stone, asesor y amigo Donald Trump, e indultado por el expresidente tras ser condenado por siete cargos relacionados con la trama rusa, incluyendo mentir al congreso y manipulación de testigos.
Se sabe que Tarrio y Stone, quien también estuvo en Washington el 6 de enero aunque no participó en las manifestaciones en el Capitolio, mantuvieron contacto telefónico aquel mismo día.
Stone, es además uno de los arquitectos de la infundada afirmación de que las elecciones fueron robadas por los demócratas. A este respecto, no dejan de ser sorprendentes las últimas declaraciones de Tarrio quien, en una entrevista a CNN, manifestó: “No creo que las elecciones fueran robadas a Trump”, algo que llama especialmente la atención cuando él mismo animó a miembros de Proud Boys para que acudieran al Capitolio el 6 de enero en señal de protesta por el supuesto fraude electoral.
Según una reciente publicación del New York Times, un miembro nacionalista del grupo de extrema derecha Proud Boys, estaba en comunicación con una persona asociada a la Casa Blanca los días previos al asalto al Capitolio.
Los contactos fueron descubiertos gracias a los datos del teléfono celular y la ubicación obtenidos por el FBI, aunque la agencia de investigación criminal no ha determinado de qué hablaron y el funcionario no reveló los nombres de ninguna de las partes.
Ahora, el líder del grupo de extrema derecha quiere enfocarse más en la política, al punto de que no descarta dejar la presidencia de Proud Boys para postularse desde el Partido Republicano a la candidatura por el distrito 27 de Florida en el Congreso en 2022, que actualmente ocupa la también republicana y cubanoamericana, María Elvira Salazar.
No es la primera vez que el Tarrio, quien también es director estatal en Florida de “Latinos for Trump” (Latinos por Trump), se lanza a la contienda política. Ya en 2020 intentó ganarse la confianza del electorado, pero terminó dándose de baja antes de las primarias republicanas, por falta de apoyo.
Entre las prioridades de su programa electoral de hace dos años, Tarrio propuso reformas a la justicia criminal y apoyo a la Segunda Enmienda de la Constitución de Estados Unidos (que protege el porte y uso de armas), además de contrarrestar el terrorismo doméstico, finalizar la guerra contra las drogas, la libertad de expresión en las plataformas digitales y reformas de inmigración”.