La poca calma que deja la guerra es para destapar el horror. Cuando los ataques cesan, las tropas de Ucrania recogen los cadáveres del campo de batalla. Las bolsas blancas abundan estos días a las afueras de Kiev. Dentro van soldados rusos, que acaban en vagones refrigerados. Son los trenes de la muerte.
Desde el comienzo de la invasión, los servicios de inteligencia han apuntado a que Rusia no recoge los cuerpos sin vida de sus militares. Parte de esa función la está haciendo Ucrania. Decenas de trabajadores meten en bolsas esos cadáveres abandonados de rusos. Su destino son vagones refrigerados hasta nueva orden.
Los coches están detenidos en raíles a las afueras de Kiev. Desde el Gobierno ucraniano apuntan a que están identificando a cada muerto con huellas dactilares y muestras de ADN. Sin embargo, critican que no pueden repatriarlos porque, según sus palabras, Rusia no los quiere de vuelta.
El Kremlin ha asegurado que su ejército ha destruido armamento enviado por la Unión Europea y Estados Unidos, según las agencias estatales de noticias rusas. De acuerdo con sus palabras, estaban preparadas para enviarse a la región de Donbás. "Los militares también destruyeron con misiles de alta precisión y largo alcance Kalibr a unidades de reservistas ucranianos congregadas cerca de la estación de trenes de Starichi (Leópolis)", ha añadido.
Mientras tanto, Suecia y Finlandia enviarán a la OTAN sus solicitudes de ingreso este miércoles. El secretario de la Alianza Atlántica, Jens Stoltenberg, ha adelantado que les ofrecerán un proceso de adhesión más rápido de lo habitual. No obstante, ha remarcado que también dependerá de los plazos parlamentarios de cada país, en función de los cambios que deban hacer.