Los belgas acuden este domingo a las urnas no solo para elegir a quienes les representarán en el Parlamento europeo, sino también para decidir la composición de los parlamentos federal y regionales del país, en donde, como en Europa, una de las claves será los apoyos que suman partidos nacionalistas y xenófobos.
Está por ver si el auge de la derecha radical en Europa tiene eco en lo que voten los más de ocho millones de ciudadanos llamados a las urnas en Bélgica, pero los últimos sondeos avisan de un repunte del partido xenófobo Vlaams Belang que lidera Tom Van Grieken y que parte del 6 por ciento de los votos que obtuvo en Flandes en 2014 y aspira al menos a doblar el registro.
También confía en mejorar sus resultados el partido nacionalista Nueva Alianza Flamenca (NV-A), cuyo líder Bart de Wever, ya ganó las elecciones hace cinco años y contaba con varios ministros en el Gobierno federal del liberal francófono Charles Michel, hasta que en diciembre provocaron su caída.
El boicot de la NV-A a un pacto internacional sobre migración que Bélgica ya había suscrito obligó a Michel a romper con esta formación y dimitir, aunque ha mantenido el Gobierno en funciones hasta las elecciones.
Ahora, el partido de De Wever aspira a sumar un 30 por ciento de los votos en Flandes, para convertirse en pieza clave tanto en la formación de un Gobierno regional como del federal y evitar también que le reste peso su rival a la derecha, el Vlaams Belang, al que tradicionalmente todos los partidos imponen un cordón sanitario.
Mientras, en Valonia se mantendría en primer lugar el Partido Socialista con un 28,5 por ciento, aunque perdería varios puntos con respecto a la convocatoria de hace cinco años; le seguirían los liberales de Michel con un 22,7 por ciento y se asentarían como tercera fuerza los ecologistas francófonos (Ecolo) con un 19,1 por ciento, de acuerdo a un sondeo publicado por varios periódicos y cadenas del país hace una semana.
En la región de Bruselas ganarían los ecologistas, siguiendo el repunte que obtuvieron en las municipales de octubre y gracias al impulso de las protestas contra el cambio climático que ha llevado a miles de jóvenes a manifestarse en la calles. Según las encuestas, les seguirán los socialistas y los liberales francófonos.
En cualquier caso, los principales partidos han avisado de que no cuentan con los nacionalistas flamencos para una futura coalición de Gobierno, con la excepción hecha de Charles Michel, quien ha considerado "hipócritas" a los que amenazan con vetos que puedan poner en riesgo la gobernabilidad y se resiste a cerrar la puerta a la NV-A.
Bélgica, cuyos complejos equilibrios entre comunidades lingüísticas y entre regiones obliga a gobernar con coaliciones de varios partidos flamencos y valones, podría enfrentarse de nuevo tras esta cita a meses de duras negociaciones hasta tener un Ejecutivo federal. En la memoria persiste el episodio vivido entre 2010 y 2011, cuando fueron necesarios 541 días para que el país contara con un nuevo Gobierno.