En memoria de las víctimas, la Torre Eiffel se apaga y brilla al inicio de cada hora para conmemorar el quinto aniversario de un ataque que conmocionó al mundo. Lo hace en un país en alerta terrorista extrema. Porque la noche del 13 de noviembre de 2015 no se olvida. Ese día nueve hombres sembraron el terror en varios puntos de la capital francesa y su suburbio Saint-Denis, dejando 130 muertos y más de 350 heridos.
Como cada año, las conmemoraciones de estos ataques reivindicados por el grupo Estado Islámico (EI) comenzaron frente al Estadio de Francia, el primero de los seis lugares atacados, donde el primer ministro depositó una corona de flores y guardó un minuto de silencio. Fue allí donde tres atacantes suicidas se hicieron estallar por los aires durante un partido de fútbol amistoso entre Francia y Alemania, dejando un muerto. Homenajes moderados por el coronavirus aunque el miedo sigue ahí después de unos atentados que no han cesado.
Siguiendo el orden cronológico de los ataques, Castex, acompañado de la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, y otros funcionarios locales, repitió el mismo ritual frente a los bares, restaurantes y la sala de conciertos Bataclan, donde los yihadistas mataron indiscriminadamente a otras 129 personas. Allí el terror se hizo evidente y la humanidad. Cuerpos muertos amontonados como en una guerra, humanidad para intentar salvar al compañero de al lado, la angustia de saber que la maldad rondaba armada para rematarte sin piedad. Los franceses no olvidan y dejan claro que pueden estar tocados, pero no hundidos.
El quinto aniversario de los atentados de París se celebra en una Francia aún sacudida por tres ataques en las últimas semanas: uno cerca de las antiguas oficinas del semanario Charlie Hebdo que dejó dos heridos, la decapitación de un profesor y un ataque con cuchillo en una iglesia en Niza que dejó tres muertos.
"La guerra en nuestro suelo no ha terminado todavía", dijo en una entrevista con el diario Le Parisien, François Hollande, quien era el presidente de Francia durante los ataques de 2015. El terrorismo sigue siendo "una amenaza mayor" para Francia y sus "valores", declaró este viernes el canciller Jean-Yves Le Drian.
El único miembro vivo de los comandos, el francobelga de origen marroquí Salah Abdeslam, fue detenido cuatro meses después de los atentados de 2015 en Bruselas. Será juzgado a principios de 2021 en París junto con otros 19 sospechosos (encargados de la logística, del transporte, presuntos intermediarios), cinco de ellos en ausencia que probablemente hayan muerto en la zona sirioiraquí. Francia resiste, pues, y no olvida.