La ciudad de Nueva York (Estados Unidos) ha cambiado su tradicional olor de cierta mezcla de comidas al olor del cannabis. Las autoridades han legalizado su consumo con el argumento de que supondrá un importante impulso para la economía del estado: las calles se han llenado de tiendas móviles donde se puede comprar libremente la marihuana. Las ventas se han disparado.
Venden marihuana en pleno centro de Manhattan. Las tiendas móviles han tomado las calles de la ciudad desde que el año pasado (marzo de 2021) se legalizara el uso de esta droga, a pesar de que las primeras licencias de venta no llegarán hasta el próximo mes de diciembre.
"Lo último que quieres hacer es poner multas que luego tendrás que quitar porque ya es legal. Por eso el gobierno no los penaliza. No es bueno para nadie", explica al respecto el abogado de Manhattan, Dmitriy Shakhnevich. La demanda se ha disparado y hasta el perfume de Nueva York ha cambiado.
"Huele a cannabis en toda la ciudad", comenta Karim Kim, residente en la ciudad. A Clarisse Sulvan le molesta que lo huela su hijo, pero a Marisa Impelitelli, el olor es símbolo de libertad. Hay diferencias de opinión entre la población.
El ayuntamiento espera recaudar unos impuestos de 350 millones dólares de la venta de marihuana. Una gran ayuda tras la pandemia. El alcalde de la ciudad, Eric Adams, acaba de anunciar que invertirá cerca de cinco millones de dólares en promocionar esta industria. Esta convencido de que puede ayudar a la recuperación económica de La Gran Manzana.
También se hace la vista gorda en algunos negocios. Muchos aseguran que no venden cannabis, la regalan con la compra, por ejemplo, de un cuadro digital. Con ellos se quiere acabar: traficantes al margen de la ley que evitan los impuestos. Un precio que sí pagan los comerciantes. Piden que se detenga a los infractores para que la nueva era de esta planta funcione durante mucho tiempo.