La polémica desatada después de que el príncipe Harry y Meghan Markle concedieran una controvertida entrevista a Oprah Winfrey en la que, entre otras cosas, se acusa a la familia real británica de racismo, ha despertado viejas teorías de la conspiración referentes a la muerte en París de Diana de Gales en agosto de 1997.
Después de que un accidente de tráfico en la capital francesa pusiera fin a su vida de forma trágica una noche de verano de hace ahora 24 años, Diana de Gales, la ex-esposa del príncipe heredero Carlos de Gales, ha protagonizado decenas, sino cientos, de teorías de conspiración relativas a las condiciones en las que se produjo su muerte.
La muerte de la queridísima princesa de Gales, madre del Duque de Cambrige, el príncipe Guillermo, se produjo apenas un año después de su sonado divorcio con el príncipe Carlos. La cercanía entre la separación oficial y la muerte de Lady Di, es uno de los factores fundamentales para que, de forma casi inmediata, comenzaran a surgir todo tipo de teorías para explicar su muerte.
A pesar de que la investigación policial constatara que la muerte de la princesa de Gales se produjo como consecuencia de un accidente de tráfico la noche del 31 de agosto de 1997 en París, muchos continúan sosteniendo la creencia de que alguien que quería matar a Lady Di, orquestó su muerte para que pareciera un accidente.
El ruido producido por las teorías de la conspiración, en parte respaldadas por el diario Daily Express y el magnate egipcio Mohamed al-Fayed, hizo que la policía tuviera que iniciar una investigación que recibiría el nombre de Operación Paget. La operación, que se extendió durante años y costó millones de libras, acabó esclareciendo que ninguna de las 175 teorías analizadas tenía fundamentos suficientes.
A pesar de que la versión oficial saliera reforzada tras la elaboración del informe que respaldaba la versión del accidente, las teorías de la conspiración continuaron apuntando a la intencionalidad de la muerte de la princesa Diana. Estas teorías, se siguen apoyando en ciertos factores que invitan a pensar que lo ocurrido aquella noche de verano en París, no fue fruto de una simple casualidad.
A penas un año después de haberse separado del heredero al trono, las sospechas de que Diana de Gales pudiera estar embaraza causaban cierto malestar entre algunos miembros de la familia real británica. Por aquel entonces, la ya ex-mujer del príncipe Carlos mantenía una supuesta relación con el hijo del multimillonario egipcio Mohamed al-Fayed quien, según esta teoría sería el padre del hijo de Lady Di.
Según Fayed, la familia real británica, que ahora vuelve a ser acusada de racismo, “no podía aceptar que un musulmán egipcio pudiera algún día ser el padrastro del futuro rey de Inglaterra”. Por ello, esta teoría sostiene que la propia realeza británica podría esconderse detrás de la muerte de Diana.
Unos misteriosos comentarios de Diana, días antes de su muerte sobre una "gran sorpresa", habían empujado a la prensa a especular sobre un posible embarazo. Sin embargo, el informe forense determinó que no había pruebas ni rastro alguno de dicho embarazo en el cuerpo de la difunta.
Uno de los aspectos que más perturban a la opinión pública y que, según ha podido saberse, conserva gran verosimilitud es que la propia Diana de Gales temía por su vida. Paul Burrell, el mayordomo de Diana, sacó a la luz una carta en la que ella misma reconocía sentir que alguien podría estar urdiendo su muerte. “Estoy sentada aquí en mi escritorio hoy en octubre, anhelando que alguien me abrace y me anime a mantenerme fuerte y con la cabeza en alto. Esta fase particular de mi vida es la más peligrosa. [...] está planeando 'un accidente' en mi automóvil, una falla en los frenos y una lesión grave en la cabeza para dejar el camino despejado para que Carlos se case”.
El carácter de profecía autocumplida que envuelve el asunto de la carta le otorga un sentido mucho más perturbador al hecho de que fuera precisamente un accidente de tráfico el que causara la muerte de Diana. No obstante, el hecho de que Lady Di temiera por su vida no explica los hechos ni es prueba suficiente de que el accidente no fuera tal.
La cierta persecución y hostigamiento mediático al que se vio sometida Diana de Gales durante gran parte de su vida, si bien puede explicar la huida precipitada que acabaría en accidente de tráfico, no ha sido probada como la causa real del trágico suceso.
En este sentido, las teorías se dividen entre las que apuntan a que fueron los propios paparazzi los que crearon las circunstancias para que se produjera el accidente y los que apuntan a que, si bien los fotógrafos no formaron parte del plan, crearon las condiciones necesarias para que los que estaban detrás de la muerte de Lady Di pudieran llevar a cabo su plan.
La investigación comprobó que, efectivamente, el coche en el que viajaba Diana, iba a gran velocidad con el objetivo de escapar de los paparazzi. Sin embargo, el motivo del accidente, según la investigación, estaría más relacionado con la ebriedad del conductor Henri Paul, que con la actividad de los fotógrafos.
Los cospiranoicos creen que Henri Paul, director de seguridad del Hotel Ritz y conductor del vehículo que se estrelló aquella noche, era en realidad agente en los servicios secretos franceses o ingleses y que, por tanto, podría haber provocado de manera intencionada el supuesto accidente. Los defensores de esta teoría niegan que Paul se encontrara en estado de embriaguez en el momento del accidente y argumentan que se utilizó para encubrir y justificar lo sucedido realmente.
Según varios testigos, el comportamiento del chófer momentos previos al accidente no parecía indicar que no se encontrara en un estado óptimo para la conducción del vehículo. Las creencias de que estaba a sueldo de los servicios secretos derivan de que parecía tener más dinero del que, a priori, podría reportarle su puesto de trabajo.
A pesar de ciertos problemas que se produjeron durante el muestreo, el análisis posterior certificó que, efectivamente, la sangre de Henri Paul contenía un nivel de alcohol suficiente como para explicar el accidente.
Algunas de las teorías coinciden en que la muerte de Diana de Gales podría haberse evitado si se la hubiera llevado de forma inmediata al hospital. La conspiración sugiere que se la dejó morir por no llevarla al hospital más cercano cuando todavía se poder algo por salvar su vida.
Según apunta la investigación, el tratamiento se llevó a cabo en el lugar de los hechos en lugar de proceder al traslado hospitalario. A pesar de que, efectivamente, el tratamiento se hizo en un primer lugar en la calle y no en el hospital, esto, tal y como aclararon las autoridades francesas se debe a que, en Francia, el procedimiento difiere del británico en el que se prioriza el traslado al hospital.
Los redactores del informe de la Operación Paget descartan que una cantidad tan elevada de profesionales sanitarios erraran a la hora de actuar para salvar la vida a la princesa de Gales lo que, además, habría incurrido en una falta colectiva al código deontológico de la asistencia sanitaria.
Incluso cuando estaba viva, las polémicas y las teorías de la conspiración en torno a la vida de Diana alimentaban a la opinión pública británica. En el año 2004, la cadena televisiva NBC destapó un video en el que se mostraba a Diana hablando de una supuesta aventura que esta habría mantenido con uno de sus guardaespaldas, Barry Mannakee que, meses después de su despido moriría en otro misterioso accidente de tráfico.
Ahora, como si de un episodio más de la exitosa serie The Crown se tratara, la polémica regresa a Buckingham Palace tras la controvertida entrevista que el príncipe Harry y su esposa, Meghan Markle concedieron a Oprah Winfrey en la que, entre otras cosas, se acusa a la familia real británica de racismo. Estas acusaciones han causado bastante revuelo dentro y fuera de la casa real haciendo que el príncipe Guillermo, segundo en la línea de sucesión tras su padre el príncipe Carlos, haya tenido que salir a dar explicaciones.