Uno de los puntos débiles de la ofensiva de Rusia en Ucrania es la relativa facilidad con que la resistencia está destruyendo sus tanques de combate. La Inteligencia Británica calcula que hasta 580 de sus blindados han sido abatidos. Los expertos apuntan a un problema de diseño que los hace especialmente vulnerables.
Rusia tiene un problema con sus carros de combate. Durante décadas han destacado por ser ágiles y rápidos en el ataque, muy difíciles de alcanzar. Pero este diseño tan compacto los hace también vulnerables: para ganar espacio, en su interior solo caben tres tripulantes y la munición se autocarga, es decir, viaja con ellos en el mismo habitáculo.
Y ese es su talón de Aquiles porque, cuando el carro es atacado, se produce el efecto olla a presión: una reacción en cadena que hace que toda la munición explote y la torre salte por los aires. "Y la torre salga disparada, como hemos visto, hasta un quinto piso", apunta al respecto Francisco Matías, de 'Revista Ejércitos'.
Cuando un proyectil enemigo logra penetrar su blindaje, la posibilidad de supervivencia de la tripulación es mínima, y por eso los vemos huir. "En el caso de los carros de combate occidentales, la posibilidad de supervivencia es bastante más alta, esa tripulación puede salir sana y salva y montarse en otro carro", añade sobre esta cuestión Matías.
Así que el problema no solo es reponer esos 580 carros de combate destruidos. También lo es el elevadísimo número de bajas: la Inteligencia Británica calcula que Rusia ha perdido ya 15.000 militares en Ucrania.